Milei, un presidente descontracturado que genera la envidia de la política tradicional
En una mañana, Javier Milei volvió a romper con el manual y copó una vez más las redes sociales. No hay estrategia que pueda emular el fenómeno del libertario
La política tradicional sigue desconcertada con el fenómeno del presidente Javier Milei, al que corren por detrás sin poder entender en lo más mínimo. Mientras las encuestas de cara a la elección de medio término dan una cómoda ventaja al oficialismo, el kirchnerismo aparece en un lejano segundo lugar y un eventual tercer espacio se encuentra por debajo de 10 %, el mandatario libertario sigue rompiendo los manuales y consolidando una imagen pública que no pueden comprender los consultores políticos.
Esta mañana, con ropa absolutamente informal, el presidente argentino volvió a copar las redes sociales, ante el festejo de sus partidarios y la indignación de sus detractores. Lo primero que hizo fue acompañar por sorpresa al vocero Manuel Adorni en su encuentro con los periodistas en la Casa Rosada. Sin que nadie lo esperara, el titular del Poder Ejecutivo se hizo presente ante los comunicadores acreditados y mantuvo un intercambio descontracturado con ellos, que pudieron plantearle al presidente libremente sus inquietudes.
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Para darle una nota de color a la cuestión que viralizaba en tiempo real en las redes sociales, Milei hasta se dedicó a bromear con el cronista opositor Fabián Waldman, que mantiene divertidos intercambios con el vocero a diario en las conferencias de prensa. Como nota al pie, Milei volvió a respaldar a sus ministros, especialmente a la titular de la cartera de Capital Humano, Sandra Pettovello. Pero la política quedó en un segundo plano ante la noticia del día que fue la sorpresa de una visita improvisada a los periodistas en la casa de gobierno.
Por si todo eso no era suficiente, el presidente Javier Milei volvió a sorprender minutos después. Desde uno de los balcones donde suele saludar con sus ministros, Milei vio que había varios grupos escolares visitando la Plaza de Mayo. Ante el entusiasmo de los chicos por ver al presidente argentino a unos metros, decidió volver a romper el protocolo para saludarlos personalmente.
“Si me esperan cinco minutos, voy a la reja”, gritó desde el balcón de la Casa Rosada, ante el éxtasis de los estudiantes de escuela primaria, que no podían creer lo que estaban viendo. Tal cual prometió, instantes luego, Milei bajó a darles la mano y a sacarse selfies con los niños que le expresaban su cariño y respaldo, aunque todavía no cuentan con edad para votar al oficialismo el año próximo.
El vínculo del libertario con los más chicos es otro de los misterios que inquieta a una política tradicional, que mira celosa y desorientada una realidad que no comprende. Ellos estarían dispuestos a hacer cualquier cosa y a pagar fortunas a los consultores que les brinden una estrategia para poder emular semejante fenómeno. La cuestión es que se trata de algo que no puede imitarse, ya que tiene que ver con la espontaneidad de personalidades absolutamente diferentes, como es el caso del presidente Javier Milei.
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