El sábado se ha dedicado durante mucho tiempo a conmemorar a la Santísima Virgen María y es un día único de devoción a Ella”, dijo Michael Podrebarac, consultor arquidiocesano para la liturgia y la vida sacramental en Kansas, EE. UU.
"En los mensajes recibidos por los pequeños videntes de Fátima, María pidió que la gente expresara su devoción hacia Ella y la aceptación de su mensaje... Esta es una manera práctica de dedicar sus intenciones a la asistencia orante de Nuestra Señora del Cielo a través de su Inmaculado Corazón”, dijo.
La Virgen María siempre nos inspira a hacer la voluntad de su Hijo Jesús, y por eso la devoción de los primeros sábados nos ayuda a esforzarnos por vivir una vida a imitación de Jesús. Esta devoción también es apropiada porque María es una poderosa defensora de nosotros ante el trono de Jesús en el cielo y también es nuestra madre.
Creo que se trata también de abrirse al "espíritu de María", es decir, al modo en que María hace las cosas: siempre abierta a su Hijo, siempre abierta a la voluntad de Dios, guardando en su corazón los misterios de la salvación”, dijo el señor Podrebarac. “Nosotros también podemos hacer eso”.
El término "reparación" significa enmendar un error, un paso importante que algunos católicos tal vez no comprendan:
“Una oración de reparación es simplemente una invocación de la Misericordia”, dijo Podrebarac. «Puedo expiar los pecados de mi prójimo; no es que pueda compensarlos o cancelarlos, pero puedo ayudar a través de mi oración a hacer lo que sea posible para arreglar las cosas. Y la única manera es la misericordia y la gracia de mi prójimo. Las oraciones de reparación del Señor piden específicamente que la misericordia y la gracia se apliquen a la situación».
María es la perfecta embajadora de Cristo. Ahí donde Él se siente herido por nuestros pecados, Ella también se siente herida. Allá donde Él es afligido por nuestros pecados, Ella también es afligida.
La devoción del Primer Sábado tiene muchos beneficios, dice Podrebarac. Nos coloca en mayor comunión con la Virgen, muestra que nos preocupamos por nuestra alma y por los demás, nos permite cooperar en la misión divina de Jesús y constituye una buena disciplina espiritual.
«Es algo muy concreto que podemos hacer, tiene un objetivo simple y directo, y no es difícil de realizar, aunque requiera algunos sacrificios», añade Podrebarac. «La oración es simplemente buena para nuestra alma. Es alimento para nuestra vida espiritual»”.
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