Maduro desesperado antes de las elecciones: ahora insulta a Javier Milei
El dictador venezolano sigue embarrando la cancha en víspera de las elecciones del 28 de julio. Ahora también incluyó en el debate electoral doméstico al mandatario argentino
Para comprender el grado de nerviosismo del dictador Nicolás Maduro hay que ver el nivel de belicosidad y la inestabilidad de sus manifestaciones. Aunque maneja los hilos del Estado, el chavismo parece que no está nada tranquilo con tener que ir a las urnas, a pesar de la ventaja evidente de correr con el caballo del comisario.
Lo cierto es que para llegar adonde estamos, a diez días de una incierta jornada electoral, la dictadura hizo todo lo que pudo hacer y más. Pero María Corina Machado decidió no regalarle las elecciones a Maduro. La líder opositora se adaptó dos veces a las arbitrarias y ridículas normativas del régimen, que ya no pudo objetar nada ante la candidatura de un Edmundo González que encarna la esperanza de una gran mayoría de venezolanos que sueñan en todo el mundo con el ansiado final del chavismo.
Para encarar la etapa final de la campaña, el chavismo apostó por las masivas presentaciones públicas financiadas y armadas por el régimen. El clásico escenario en las calles y un grupo nutrido de partidarios, dispuestos a aplaudir cualquier cosa que Maduro pronuncie. Sin embargo, todas las encuestas independientes anticiparon una abultada victoria para el frente opositor de González y Machado.
Con el clima en contra, el régimen apostó sin éxito por la estrategia retórica de asegurar que eran ellos la fuerza política que llevaba la delantera. Desde las cuentas partidarias en las redes sociales -que proliferaron en el último año- también se hizo referencia permanentemente a una elección fácil para el oficialismo. Sin embargo, evidentemente, el chavismo debe considerar que podría sufrir un duro revés, ya que decidió pasar del optimismo a la amenaza descarnada.
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De la fiesta callejera, el optimismo y los videos en las redes sociales con sus seguidores, Maduro pasó a decir que si pierde las elecciones, Venezuela enfrentará un “baño de sangre” y una “guerra civil”. El cambio discursivo vino acompañado de una nueva tesis: que la oposición piensa boicotear y suspender las elecciones. Ya no dice que no reconocerían los resultados (como aseguraban hasta hace poco), sino que habrá un intento de boicot.
Esta supuesta operación tendría en el presidente argentino Javier Milei a uno de los autores intelectuales. En una presentación pública este jueves, Maduro lo llamó “malparido” y aseguró que, llueva o truene, el 28 de julio se realizarán las elecciones como están pautadas.
Ahora, la pregunta que hay que hacerse es si estas acusaciones no son más que los habituales delirios que la dictadura comunica, o si, efectivamente, piensan hacer algo que motive una reacción opositora. Es decir, otra eventual manipulación desesperada, que lleve al frente opositor a considerar que no están dadas las mínimas garantías para que se realice la jornada electoral. Ya sabemos que con el chavismo se puede esperar cualquier cosa y que la dictadura va a hacer lo posible para evitar entregar el poder.
Aunque son solamente diez días, el camino al 28 de julio parece ser una eternidad y puede pasar cualquier cosa.
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