Reflexiones sobre la Rebelión de las Masas
En 1930, José Ortega y Gasset, ese ilustre filósofo e intelectual español, escribió el libro “La Rebelión de las Masas”. En él, nos habla de lo que llama “hombre masa” [muchedumbre], considerándolo como aquel individuo que se diluye en una multitud, en una masa, renunciando a su individualidad en busca de comodidad e igualdad absolutas, dejando en esa forma de tener personalidad propia.
A lo largo del libro, Ortega y Gasset, nos hace ver los aspectos negativos de esa masa que se rebela. Ello ya se revela en la página 12 del libro cuando dice:
La muchedumbre, de pronto, se ha hecho visible, se ha instalado en los lugares preferentes de la sociedad. Antes, si existía pasaba inadvertida, ocupaba el fondo del escenario social; ahora se ha adelantado a las baterías, es ella el personaje principal. Ya no hay protagonistas: sólo hay coro.
El concepto de muchedumbre es cuantitativo y visual. Traduzcámoslo, sin alterarlo, a la terminología sociológica. Entonces hallamos la idea de masa social. La sociedad es siempre una unidad dinámica de dos factores: minorías y masas. Las minorías son individuos o grupos de individuos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no especialmente cualificadas. No se entienda, pues, por masas, sólo ni principalmente “las masas obreras”. Masa es el “hombre medio”.
Luego, explica cómo una “masa”, una muchedumbre, es buscada por el “hombre masa”, cuyos deseos, sus ideas, coincidan con las de esa muchedumbre. Es así que, en la página 15 expone:
Es evidente, hasta perogrullesco, que la formación normal de una muchedumbre implica la coincidencia de deseos, de ideas, de modo de ser, en los individuos que la integran. Se dirá que es lo que acontece con todo grupo social, por selecto que pretenda ser.
A lo largo de libro hace ver todo lo negativo que él observa en la masa, cosa que se ve clara cómo él la define en la página 16:
En rigor, la masa puede definirse, como hecho sicológico, sin necesidad de esperar a que aparezcan los individuos en aglomeración. Delante de una sola persona podemos saber si es masa o no. Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo —en bien o en mal— por razones especiales, sino que se siente “como todo el mundo” y, sin embargo, no se angustia, se siente a saber al sentirse idéntico a los demás. Imagínese un hombre humilde que al intentar valorarse por razones especiales —al preguntarse si tiene talento para esto o lo otro, si sobresale en algún orden—, advierte que no posee ninguna cualidad excelente.
Desdice del “hombre masa” cuando observa que: “El hombre masa el hombre cuya vida carece de proyectos y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque sus posibilidades, sus poderes, sean enormes”. Y, luego, se pregunta: ¿De dónde han venido todas estas muchedumbres que ahora llenan y rebosan el escenario histórico? Cuando se pregunta cuál es el origen de esas muchedumbres, a uno le hace pensar en los “hombres masa”, que, si se unieron a masas, fue para rebelarse, me atrevo a recordar lo que sucedió en el pasado con las rebeliones de masa en la Revolución Francesa, en el Comunismo en Rusia, el Fascismo en Italia y el Nazismo en Alemania. Tal vez los hombres masa, al unirse a esas masas, sólo buscaban provecho propio, pero lo que lograron, fue que surgieran feroces dictaduras.
Pero si bien, Ortega y Gasset, en su libro, expresa ideas negativas sobre la rebelión de las masas a sus 87 años, no llegó a decir nada sobre rebeliones de las masas que tuvieron efectos muy positivos, al lograr que surgieran democracias como la de Polonia, y la rebelión encabezada por las masas, dirigidas por Lech Walesa; la de Checoslovaquia con la rebelión encabezada por Vaclev Havel. Ahora, muerto, no pudo ver la rebelión de las masas que está ocurriendo en Venezuela, donde esa inmensa masa que es todo un pueblo, dirigida por María Corina Machado, se rebela, pacífica pero enérgicamente, contra la dictadura, sin que haya “Hombres Masa” que busquen provecho propio, sino libertad y democracia.
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