Buenos días, pitaceros. El cuestionado “peritaje” electoral del Tribunal Supremo de Justicia ha llevado al chavismo a alcanzar nuevas cotas de descaro. Un “peritaje” sesgado, con observadores afines al régimen y sin auditorías clave, pretende legitimar unos comicios plagados de irregularidades. Las organizaciones y profesionales que lo integran han mostrado simpatía con el oficialismo. Su participación no garantiza la imparcialidad necesaria para verificar los resultados de los cuestionados comicios presidenciales, que aún no han mostrado detalles del escrutinio en cada centro electoral. Una pericia confiable debe contar con la participación de organismos e instituciones independientes y reputados por su integridad técnica. Tanto el Consejo Nacional Electoral como el TSJ se burlan de la democracia al ocultar resultados y manipular procesos. La transparencia brilla por su ausencia en este sainete autoritario.
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