El legado de Juan Arango: inspirar a los futuros talentos del fútbol nacional
- El excapitán de la selección venezolana comparte su visión como formador y las experiencias que lo llevaron a ser parte de una gira nacional para conectarse con jóvenes que buscan un futuro en el deporte
Juan Arango, exjugador de la selección nacional, es un fanático del dominó y un estratega de toda la vida, como lo fue en el campo. Así las cosas, en cada movimiento y jugada, sentía que tenía asegurado un camino cuando todo parecía estar en su contra. Ahora busca que las nuevas generaciones aprendan a dominar el juego a su favor, con la misma claridad que él ha cultivado a lo largo de los años, en su nueva faceta como formador de nuevos talentos en Venezuela.
Arango es considerado uno de los mejores futbolistas venezolanos de la historia, de acuerdo con la opinión de fanáticos y expertos. Su trayectoria en Europa y su aporte vistiendo la camiseta de la selección venezolana lo consolidan como una de las máximas figuras del fútbol nacional. Aunque su zurda educada le ha valido para los elogios, él cree que su verdadera fortaleza está en los valores que siempre lo han acompañado.
En su natal Maracay, estado Aragua, sus padres le inculcaron la práctica de la disciplina como el eje que hace al deportista de alto rendimiento. Arango mantiene esta vara como el conocimiento y la enseñanza que desea transmitir en la gira “Volviendo a nuestras raíces” del Campamento 318 Performance, un programa de formación a niños, niñas y adolescentes de la mano de exvinotintos y en el que recorren varias ciudades del país.
En las canchas de La Guacamaya, en Las Mercedes (Caracas), la práctica empieza. El maracayero observa a dos jugadores que entran al campo caminando. En voz baja, les dice: “¿Llegan tarde y vienen caminando? Dale, vamos, trotando”. Arango comenta que la actitud de los jugadores es parte de su rendimiento, y esa exigencia desde el inicio es clave para formar a las nuevas generaciones del fútbol.
“La energía se contagia ya sea para bien o para mal. Si tengo actitud de flojera, eso se transmite al grupo. También al contrario, si el chamo está activo, al de al lado lo va a contagiar. Entonces, si llegas tarde y entras caminando con flojera, ¿cómo te sientes?, ¿qué le vas a transmitir a los niños que están allá sin ganas? Si no estás a la hora de la práctica, tienes que entrar rápido para motivar. Eso pasa en todos lados y aplica para todo, tanto en el deporte como en la vida misma”, señaló el exvinotinto en entrevista exclusiva para El Diario.
Alemania fue una escuela para Juan Arango
Juan Arango, tras su experiencia en España con el Mallorca, se llevó elogios en su maleta. En cinco años con el club español, jugó 192 partidos, anotó 49 goles y brindó 19 asistencias. Su tiempo en el Mallorca lo hizo ganarse el brazalete de capitán desde 2008 hasta 2009. El venezolano salió por la puerta grande para asumir un nuevo reto en Alemania con el Borussia Monchengladbach, club que competía por puestos en torneos internacionales.
Durante esta etapa, los medios de comunicación destacaron a Juan Arango como un futbolista influyente para jugadores como el alemán Marco Reus. Su compostura con el balón hacía que cada toque captara la atención de toda la afición. Su reputación como espectáculo lo precedía, lo que lo posicionaba al nivel de los mejores de la época.
Pero más allá del Juan Arango con goles de antología y con una etiqueta inamovible en el balón parado, estaba el maracayero que volvió a sus inicios en la escuela del fútbol alemán. Allí, la estricta disciplina y la puntualidad eran la norma.
“En Alemania, aprendí mucho sobre la puntualidad, ya que los alemanes son muy estrictos en este aspecto, y lo experimenté de primera mano. Recuerdo que si llegabas tarde al entrenamiento, te multaban con 100 dólares por cada minuto de retraso. Imagínate cómo dolía ver que, en solo 10 minutos, la multa podía alcanzar los 1.000 dólares. Allí no te queda de otra porque la plata duele, pero es un aprendizaje que hoy valoro mucho porque son anécdotas que a uno le quedan siempre grababas”, relató Arango.
Quien conoce a Juan sabe que es un hombre de pocas palabras, reservado y que sigue su propio ritmo. A pesar de su naturaleza introvertida, su formación le ha enseñado a valorar que el avance depende del progreso del grupo. La experiencia le ha demostrado que el éxito no se logra en solitario, sino a través del esfuerzo conjunto, tal y como sucedió con la gira “Volviendo a nuestras raíces” del Campamento 318 Performance.
El Campamento 318 Performance y su aporte al fútbol nacional
La gira “Volviendo a nuestras raíces” del proyecto 318 Performance es una academia de tecnificación creada por Juan Arango y José Manuel Rey en Estados Unidos. Su objetivo es proporcionar un entrenamiento especializado a aspirantes y jóvenes talentos, adaptado a la posición que desean desarrollar. Con tres años de trayectoria, la academia se ha consolidado con un enfoque en la formación técnica.
La idea de viajar a Venezuela surgió inicialmente para organizar un partido de despedida para Arango. Sin embargo, también se identificó una necesidad de formar nuevas generaciones y ofrecer una formación estructurada en el deporte, guiada por exjugadores de la Vinotinto. De este modo, se creó una oportunidad para que niños, niñas y adolescentes se encontraran con leyendas como Renny Vega o César “Maestrico” González para así brindar un aporte al desarrollo del fútbol nacional en la gira “Volviendo a nuestras raíces”.
“Con este proyecto lo que queremos es que la nueva generación, que tal vez no nos vio jugar, pueda aprender de nuestras experiencia y vivencias. En mi caso, mi objetivo es ponerme al servicio de estos jóvenes y ayudarles en su desarrollo. Es muy gratificante ver que muchos de ellos están dispuestos a aprender. Por eso, el lema de la gira es Volviendo a las raíces debido a que refleja nuestro compromiso de regresar al país y ayudar e inspirar a los nuevos talentos”, manifestó Arango.
El proyecto busca ofrecer una formación complementaria a las academias de fútbol ya establecidas en Venezuela, ya que lejos de ofrecer lo básico, este enfoque se centra en añadir un nivel adicional de especialización y técnica avanzada.
Es así como muchos niños, entre la timidez y el respeto, intentan acercarse a Arango. Independientemente de su posición en el campo, todos desean saber cómo lograba enviar la pelota al ángulo con tal precisión. Los que se atreven a dar el paso lo hacen con miradas llenas de admiración, esperando captar algún secreto de su técnica. Esta interacción no solo inspira a los jóvenes futbolistas, sino que también les brinda herramientas para mejorar su propio juego.
“Es la pregunta que siempre se repite: cómo le pegaba a la pelota y cómo pueden hacerlo ellos. Me echan piropos también. Verlos intentarlo es algo muy bonito para mí, porque yo también fui ese chamo que buscaba respuestas y soñaba con aprender de los grandes”, afirmó el excapitán de la Vinotinto.
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