El problema de los buenos modales, el expresidente irresponsable y el periodismo ignorante
Eduardo Duhalde, expresidente de la transición en 2002, soltó una frase que tendría que haber sido noticia. Sin embargo, pasó completamente desapercibido
Marcelo Duclos PANAM POST
Si uno disocia las formas del contenido e ignora las implicaciones de lo que dice, escuchar a Eduardo Duhalde es casi un placer. Un político, expresidente, que hace énfasis en el diálogo, en la necesidad de superar las discordias, además de proponer gobiernos de coaliciones, enfocados en la producción, donde las diferencias partidarias pasen a un segundo plano.
Claro que los buenos modales e intenciones son positivas. Sin embargo, si se dejan de lado cuestiones más fundamentales como la efectividad de las políticas públicas aplicadas, esos aspectos pueden ser hasta contraproducentes, porque esconden y alejan del radar de la opinión pública y la discusión pésimas decisiones que terminan siendo el caldo de cultivo para un desastre económico, político y social.
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Aunque volvió a evidenciar una enormidad de errores conceptuales (siempre reconociendo que no sabe de economía), Duhalde soltó una expresión que tendría que haber sido noticia, pero que pasó desapercibida. Cuando Tomás Rebord le preguntó sobre la devaluación y la pesificación asimétrica durante su gestión, el expresidente admitió que no entendía nada de eso.
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“Yo no entiendo lo que hubo”, fueron sus palabras textuales, cuando su interlocutor le preguntó por una reforma monetaria que terminó con el 66 % de los argentinos por debajo de la línea de pobreza.
A pesar de su afiliación al peronismo, Rebord tuvo el buen tino de, al menos, mencionar estos asuntos, que otro entrevistador obsecuente y partidario podría haber evitado. También le preguntó sobre su responsabilidad en la caída de Fernando de la Rúa, de donde Duhalde salió también de ahí sin que le repreguntaran demasiado. El problema no es Rebord, que hasta tiene a su favor la excusa de la dinámica de la entrevista en tiempo real. Sin embargo, su respuesta tendría que haber sido cuestionada con el correr de las horas y esto no ha pasado. Estas son las primeras líneas que se escriben al respecto.
Lo que pudo haberse mencionado y pasó por alto fue la confiscación de los depósitos, de lo que solo se recordó la frase que “el que depositó dólares recibirá dólares”.
La salida irresponsable de la convertibilidad, sin comprender la problemática de los desajustes que llevaron a su colapso, esconde esa eterna confusión entre el pasivo del Estado y la salida expropiatoria de la impresión de billetes. Sin embargo, apelar a la emisión monetaria para tener más papel moneda para afrontar los gastos del Estado, no hace otra cosa que empobrecer a los tenedores de pesos. Sobre todo a las personas de menores recursos. Algo que, finalmente, la actual gestión comprendió en comparación con sus antecesoras.
Interrumpir a un entrevistador manifestando que no se entiende lo que hubo, cuando le están preguntando por su política económica y monetaria es una irresponsabilidad que no tendría que pasar por alto. Sin embargo, lo que queda para muchos televidentes son los buenos modales de Eduardo Duhalde. Desafortunadamente, ningún otro periodista advirtió la gravedad de su insólita declaración, que tendría que haber sido noticia y no lo es.
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