Últimas palabras de Teresa y testimonios |
«¡Qué contrastes hay en mi carácter!» |
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Puesta en situación |
Isidore Guérin, hermano de Zélie, estaba muy unido a sus sobrinas, sobre todo tras la muerte de su cuñado Louis. Por eso se reunía regularmente en el locutorio del Carmelo con las cuatro hermanas Martin (María, Paulia, Genoveva-Celina y Teresa). La madre Inés mencionó el silencio de Teresa delante de su tío y le preguntó por él. |
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Teresa me habla |
Mi tío había pedido que bajase con nosotras al locutorio, y, como de costumbre, ella no había hablado casi nada. ¡Qué acobardada me sentía con mi tío en el locutorio! Al volver, reñí mucho a una novicia, no me conocía a mí misma. ¡Qué contrastes hay en mi carácter! Mi timidez proviene del gran malestar que experimento cuando se ocupan de mí. |
CJ 30.6.2 (Cuaderno amarillo) |
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Comprendo |
Teresa admite con franqueza su sorpresa ante sus reacciones espontáneas: timidez con su tío, luego un pequeño arrebato con una novicia... Lo atribuye al hecho de que la cuidan porque está enferma. Pero ya no siente esa necesidad. ¡Qué contraste con la niña que, hasta los 15 años, necesitaba desesperadamente ser el centro de atención de la familia! Teresa vive ahora en una humanidad que se libera de sí misma y acoge los acontecimientos con sencillez y verdad. |
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Rezo y actúo |
Presento al Señor lo que a veces me sorprende en mi vida... |
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