Villarruel con la cantinela de “justicia social”: ¿No aprendió nada de Milei o es una populista más?
La vicepresidente llamó a "construir una convivencia" donde rija la "justicia social" y esto puede significar dos cosas: o no entiende nada o quiere mostrar distancia del presidente.

El presidente Javier Milei ha repetido algunas cosas hasta el hartazgo, para que se hagan carne en la opinión pública. Gracias a esta docencia, muchos jóvenes que no tienen estudios formales ya saben, por ejemplo, que la inflación es “siempre y en todo lugar un fenómeno monetario”. Lógicamente, existe una relación entre el rol del profesor masivo de economía y las políticas implementadas desde la presidencia que ya están siendo exitosas.
Otro de los mantras que el libertario ha reiterado desde sus primeras apariciones televisivas es que, aunque suene contradictorio, “la justicia social es injusta”. Sucede que, como advirtió el mandatario (y muchos ya comprendieron), las necesidades son ilimitadas y los recursos finitos. Por lo tanto, en lugar de aferrarse a slogans, es necesario estudiar mediante la evidencia empírica los mejores sistemas para asignar los recursos escasos. Es por esta cuestión que el lema de “donde hay una necesidad hay un derecho” también es una quimera peligrosa, por más bonito que suene.
Ya el premio Nobel de Economía Friedrich Hayek se había expresado bastante al respecto, fundamentando porque la justicia social no es más que una “fórmula vacía”, usada para justificar demandas sin dar “ninguna razón”.
Resulta extraño que la vicepresidente, Victoria Villarruel, haga referencia a la supuesta virtud de la justicia social, cuando el jefe de Estado ha sido tan claro tantas veces al respecto. Más allá de lo que piense ella al respecto, sus declaraciones recientes parecen tener como finalidad diferenciarse de su excompañero de bancada, que primero la hizo diputada y después vicepresidente de la Nación.
🚨🇦🇷 | Se kirchnerizó: La vicepresidente Victoria Villarruel volvió a traicionar los valores por los que fue electa y afirmó que “hay que construir una convivencia donde rija la justicia social”. pic.twitter.com/rictrSENxF
— La Derecha Diario (@laderechadiario) March 26, 2025
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En el marco de un seminario en el senado sobre “Políticas públicas para cuidar la vida“, Villarruel, con el tono de las palabras vacías y voluntaristas que se le pueden escuchar a cualquier político tradicional, llamó a “construir una convivencia armónica donde rijan la justicia social y la paz”.
Más allá de ignorancia propia o de haber buscado una provocación, lo relevante del asunto es que, justamente, las “políticas públicas” que tienen como fuente inspiradora la “justicia social”, lo único que hacen es destruir la armonía y la paz, además de fomentar sociedades más injustas.
Cuando las sociedades se apartan de la tradicional concepción de la justicia de darle a cada uno lo suyo, o lo que le corresponde, y se avalan procesos redistributivos posteriores por medio de las políticas públicas (tema del seminario en cuestión) se genera todo lo contrario a lo que supuestamente se busca con la “justicia social”.
Al comenzar a transitar el camino, que propone el kirchnerismo y hasta la misma Villarruel, lo que sucede es que se fomenta una casta privilegiada de intermediarios políticos que son los redistribuidores justicieros. Los que utilizan la repartija como excusa para justificar sus ingresos y la inevitable corrupción que termina generando el sistema.
La consolidación de este sistema, además de ser un caldo de cultivo para la corruptela política, termina generando clases sociales estancas, donde el mérito desaparece junto a la justicia. En simultáneo, mientras muchos pierden los incentivos de progresar por sus propios medios, los que sí desean hacerlo porque no desean ser esclavos de la clase política no pueden hacerlo. La maraña estatista se vuelve tan pesada que se derrumba la capitalización, los salarios resultan miserables y las oportunidades de crecimiento en el sector privado desaparecen para los más humildes, que sí pueden progresar en los países con diferentes marcos institucionales. Por eso, cuando el agobio del socialismo es total, los individuos se escapan de los paraísos de la justicia social, poniendo en riesgo sus vidas para irse a donde los explote el capitalismo salvaje sin “derechos de los trabajadores”.
Argentina debe tener el único presidente en el mundo que se anima a hablar estas cosas de frente a la sociedad. Resulta curioso que la vice proponga algo diametralmente opuesto. Más allá de la diferencia, lo importante es que la opinión pública comprenda las diferencias y los distintos resultados de los dos modelos: del que garantiza la libertad y los derechos individuales y del populista paternalista que propone quimeras contradictorias como mal llamada “justicia social”, que no es más que una estafa que, como dijo Hayek, pavimenta el camino hacia la esclavitud y la servidumbre.
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