José Antonio Abreu, un venezolano universal

José Antonio Abreu, Virgilio Ávila Vivas, Fernando Botero, Carlos Andrés Pérez y Sofía Ímber en la magna exposición de Botero en Caracas
José Antonio Abreu convirtió la música en un instrumento útil para la vida y la educación. Fue un extraordinario músico, brillante economista, político y un profundo educador de las artes en general. Poseedor de un talento musical excepcional, supo llevar la música a todos los estratos sociales y comunidades del país. Fue el fundador de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela y del Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles, Infantiles y Preinfantiles, que brillan en todos los rincones del territorio nacional.
Virtuoso compositor y director de orquesta, Abreu inició su vida musical a los ocho años de edad. Además, fue un ferviente humanista, cuya obra trascendió lo artístico, con profundas connotaciones culturales y sociales. También se desempeñó como profesor de oratoria y filosofía política.
Mi primer encuentro personal con él fue durante una clase que dictaba en la residencia del doctor Arturo Uslar Pietri. Sus clases eran entusiastas y profundas. Arturito Uslar Braun, mi compañero de estudios en la Universidad Central de Venezuela, y nosotros, sus compañeros, solíamos visitar su casa después de salir de la universidad.
Abreu fue también electo diputado al Congreso Nacional en 1964, durante el gobierno del siempre recordado y gran presidente doctor Raúl Leoni. En 1974, volví a encontrarme con mi antiguo maestro, ya completamente dedicado a la música y a las orquestas que tanta honra y reconocimiento le han dado. Yo, para ese entonces, me desempeñaba como gobernador de mi estado. Lo invité a Margarita para que conociera el complejo cultural Rómulo Gallegos, entonces en ejecución, con sus distintas escuelas, entre ellas la de música que lleva el nombre de Modesta Bor. La escuela era dirigida por el famoso guitarrista internacional y virtuoso Rómulo Lazarde, y el gran historiador y periodista Eladio Rodulfo.
Fueron varias las visitas del maestro Abreu a la gobernación. Siempre se mostró entusiasta con sus proyectos, y mostró especial interés y entusiasmo por el complejo cultural Gallegos. Gracias a esa franca relación, la Orquesta Juvenil se inició en Margarita en ese periodo y fue motivo de gran satisfacción para todos los margariteños, sobre todo en el marco del impulso que habían tomado las actividades turísticas y artísticas en la isla. En aquella época, los conciertos se realizaban tanto al aire libre como en el salón de música de la Escuela Modesta Bor, y en el anfiteatro que lleva el nombre de Inocente Carreño. Para ese entonces, Abreu ya se perfilaba como el hombre universal que es hoy.
Margarita, tierra de grandes músicos, fue el terreno abonado para los virtuosos proyectos del maestro. Sus orquestas juveniles han brillado, y uno de sus grandes directores en la actualidad es el joven Juan García Junior, quien se destaca por su inteligencia y profesionalismo.
El presidente Carlos Andrés Pérez depositó una fe ciega en José Antonio Abreu y en sus proyectos culturales, en especial los relacionados con la música, y estimuló a todos los organismos del Estado y a los gobernadores a apoyar las iniciativas musicales en las distintas regiones del país. Al inicio de su segundo mandato en 1989, Carlos Andrés Pérez designó a Abreu como Ministro de Cultura y presidente del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), dándole así respaldo institucional a sus ideas en ejecución. Este nombramiento catapultó su gran programa cultural, educativo y musical orientado a la juventud.
Siempre fui un gran admirador y un firme aliado de los proyectos del maestro Abreu. En mi condición de gobernador del Distrito Federal, firmamos varios convenios culturales orientados a impulsar las artes musicales. Entre otras acciones, rescaté la emblemática obra “Los Cerritos” que semeja un papagayo multicolor de la señora Mercedes Pardo de Otero y Alejandro Otero, que para ese entonces se encontraba abandonada y deteriorada en Plaza Venezuela. La recuperación fue inmediata y, tras su restauración, la reinauguramos en una nueva ubicación: al inicio de la autopista Caracas-La Guaira. Lamentablemente, ayer cuando pasé por en frente, me sorprendí al ver que la estaban desmantelando. Este importante proyecto contó con el valioso respaldo de Sofía Ímber y de su hija, Adriana Meneses, quien en ese momento se desempeñaba como directora de Cultura de la gobernación. Sofía también promovió destacadas exposiciones, entre ellas una monumental del maestro colombiano Fernando Botero. Tuvimos el honor de acompañar al presidente Pérez en la inauguración de esta colosal exposición. En aquel evento estuvimos presentes el maestro Abreu, Sofía Ímber, Fernando Botero y yo.
José Antonio Abreu también impulsó el extraordinario proyecto del Centro de Acción Social por la Música en Quebrada Honda, un espacio de gran resonancia para el arte musical. Recuerdo un estupendo día en el que nos encontrábamos frente en Lincoln Center en la ciudad de Nueva York. Abreu, mi familia y yo coincidimos durante una gira internacional que él realizaba, acompañado por el gran director de orquesta surgido bajo su manto educativo y genial: Gustavo Dudamel. Esta es una de las grandes herencias que el maestro Abreu deja para el país y el mundo.
Recientemente, propuse a la Universidad de Margarita (Unimar) la creación de una escuela de música utilizando las estructuras del complejo cultural Rómulo Gallegos. José Antonio Abreu forma parte de la gran estirpe de músicos de la historia universal, al nivel de los mejores directores de orquesta como Carlos Kleiber, Herbert von Karajan, Carlo Maria Giulini, el francés Pierre Boulez o los italianos Arturo Toscanini y Arturo Gessi.
La dimensión de José Antonio Abreu crece cada día, al igual que el reconocimiento a los valores y a la educación que rescató para la juventud del mundo. Su mayor logro fue el legado musical que nació de su mente y su inteligencia: el Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles e Infantiles y la Orquesta Nacional Juvenil, los cuales han recibido los más altos reconocimientos que un genio de la música puede recibir en vida.
José Antonio Abreu dedicó su vida a los valores patrios, convirtiéndose en uno de los más grandes referentes de la música a nivel universal. Su legado ha dado lugar a una generación de músicos que nos llena de orgullo. Es difícil encontrar un solo país en el mundo donde no haya un gran músico formado bajo el sistema ideado por Abreu. Hoy, al cumplirse un nuevo aniversario de su fallecimiento este 24 de marzo, estas palabras nacen de mi mano, pero quedaron escritas en la mente y en la inteligencia de José Antonio Abreu como un gran legado para Venezuela y el mundo. Su legado es la juventud, los niños de hoy que serán los hombres del mañana, los conductores de nuevas esperanzas y nuevos horizontes para la vida y para la trascendencia del ser humano.
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