Carta a mi amiga Anna Vaccarella
Después de muchas lágrimas, estas finalmente serán de una infinita felicidad; la cual nunca morirá...
CARLOS DORADO | EL UNIVERSAL
domingo 16 de agosto de 2015 12:00 AM
Estimada Anna: ¡Cómo extraño las llamadas de tu productora los lunes al mediodía, persiguiéndome por todo el mundo, para dialogar sobre mi artículo de los domingos!
Un 20 de julio me mandaste un e-mail diciéndome: "Tengo un fuerte dolor en la boca del estómago que me impedirá ir mañana a la radio. Ya me hicieron una endoscopia donde sólo salió una gastritis, pero no sé qué ocurre. El doctor me acaba de pedir que esté mañana a primera hora en su consultorio. ¿Crees que podamos con el favor de Dios que yo esté bien, y conversamos el martes? Cariños. Anna".
Como buena luchadora que sé que eres, me permití bromear y decirte: "Ana el trabajo es salud, decía mi madre. Se nota que no estás trabajando lo suficiente". El 26 de julio me enviaste un e-mail que me preocupó: "Me hicieron una histerectomía y estoy recuperándome. Esperamos biopsias y no hay buena cara en los médicos. Tengo indicadas tres semanas de reposo. ¡Te prometo que apenas me reincorpore a la radio estarás en mi primer lunes al aire!".
Después de unas semanas me escribiste, diciéndome lo peor: "Tengo un Linfoma No Hodgkin que afecta toda el área de vientre, estómago e incluso parte del hígado. Estas semanas han sido de verdad de lo más duro que haya podido vivir. Trato de vivir un día a la vez, esto ha sido titánico... . Yo estoy sobrecogida ante el amor de este pueblo venezolano. No puedo contarte cuantos mensajes por todas las vías me han hecho llegar de apoyo y bendiciones. Rojos, azules, blancos, es toda Venezuela sensibilizada... ¡Por eso, éste es el mejor país del mundo! Necesitaba un medicamento y hasta gente enferma que lo necesita, me lo ofreció".
Anna, cuando la vida te presenta una razón para llorar (como ésta), debes hoy más que nunca demostrarle que tienes una y mil razones para reír (creo que a ti te sobran); y le pido a Dios, que en estos momentos donde la felicidad pareciese haberse extinguido de tu vida, que te dé serenidad, confiriéndote así, ese poder extraordinario para que no te desesperes en ningún momento.
Que el optimismo y la fe, sean tus compañeros durante este viaje por el dolor, ya que son esas fuerzas inexplicables las que nos hacen el camino imposible más llevadero, hasta conducirnos a lo posible. ¡Es esa fe disfrazada de pájaro que canta cuando la aurora está oscura!
Anna, tú a pesar de tu aspecto frágil, sé que eres una guerrera y que estás preparada para vivir la realidad, y esto te hará aún más fuerte. Decía mi madre: "la mayoría de las personas mueren para ser enterradas, sólo los elegidos mueren para resucitar", ¡tú eres una de esas elegidas!
Este viaje va a ser muy doloroso, pero debes enfrentarlo con la firme convicción de que será el maestro que te enseñará a vivir con mayor felicidad una vez que pase; y con la satisfacción de que tienes a casi toda Venezuela a tu lado.
Anna, dicen que la felicidad en esta vida consiste en tener algo que hacer, alguien a quien amar y algo que esperar; y tú aun tienes muchos proyectos maravillosos por hacer, una bella familia para seguir amando; y sólo nos queda esperar a que un buen lunes me vuelva a llamar tu productora y me diga: "Sr., Dorado, lo dejo con Ana Vaccarella".
Ese día, quizás el llanto no te deje hablar, ¡pero será muy distinto! porque después de muchas lágrimas, estas finalmente serán de una infinita felicidad; la cual nunca morirá, porque sólo los corazones que lloraron mucho, tienen el privilegio de disfrutarla por el resto de la vida.
¡Anna cómo espero ese día, no me vayas a fallar!
cdoradof@hotmail.com
Un 20 de julio me mandaste un e-mail diciéndome: "Tengo un fuerte dolor en la boca del estómago que me impedirá ir mañana a la radio. Ya me hicieron una endoscopia donde sólo salió una gastritis, pero no sé qué ocurre. El doctor me acaba de pedir que esté mañana a primera hora en su consultorio. ¿Crees que podamos con el favor de Dios que yo esté bien, y conversamos el martes? Cariños. Anna".
Como buena luchadora que sé que eres, me permití bromear y decirte: "Ana el trabajo es salud, decía mi madre. Se nota que no estás trabajando lo suficiente". El 26 de julio me enviaste un e-mail que me preocupó: "Me hicieron una histerectomía y estoy recuperándome. Esperamos biopsias y no hay buena cara en los médicos. Tengo indicadas tres semanas de reposo. ¡Te prometo que apenas me reincorpore a la radio estarás en mi primer lunes al aire!".
Después de unas semanas me escribiste, diciéndome lo peor: "Tengo un Linfoma No Hodgkin que afecta toda el área de vientre, estómago e incluso parte del hígado. Estas semanas han sido de verdad de lo más duro que haya podido vivir. Trato de vivir un día a la vez, esto ha sido titánico... . Yo estoy sobrecogida ante el amor de este pueblo venezolano. No puedo contarte cuantos mensajes por todas las vías me han hecho llegar de apoyo y bendiciones. Rojos, azules, blancos, es toda Venezuela sensibilizada... ¡Por eso, éste es el mejor país del mundo! Necesitaba un medicamento y hasta gente enferma que lo necesita, me lo ofreció".
Anna, cuando la vida te presenta una razón para llorar (como ésta), debes hoy más que nunca demostrarle que tienes una y mil razones para reír (creo que a ti te sobran); y le pido a Dios, que en estos momentos donde la felicidad pareciese haberse extinguido de tu vida, que te dé serenidad, confiriéndote así, ese poder extraordinario para que no te desesperes en ningún momento.
Que el optimismo y la fe, sean tus compañeros durante este viaje por el dolor, ya que son esas fuerzas inexplicables las que nos hacen el camino imposible más llevadero, hasta conducirnos a lo posible. ¡Es esa fe disfrazada de pájaro que canta cuando la aurora está oscura!
Anna, tú a pesar de tu aspecto frágil, sé que eres una guerrera y que estás preparada para vivir la realidad, y esto te hará aún más fuerte. Decía mi madre: "la mayoría de las personas mueren para ser enterradas, sólo los elegidos mueren para resucitar", ¡tú eres una de esas elegidas!
Este viaje va a ser muy doloroso, pero debes enfrentarlo con la firme convicción de que será el maestro que te enseñará a vivir con mayor felicidad una vez que pase; y con la satisfacción de que tienes a casi toda Venezuela a tu lado.
Anna, dicen que la felicidad en esta vida consiste en tener algo que hacer, alguien a quien amar y algo que esperar; y tú aun tienes muchos proyectos maravillosos por hacer, una bella familia para seguir amando; y sólo nos queda esperar a que un buen lunes me vuelva a llamar tu productora y me diga: "Sr., Dorado, lo dejo con Ana Vaccarella".
Ese día, quizás el llanto no te deje hablar, ¡pero será muy distinto! porque después de muchas lágrimas, estas finalmente serán de una infinita felicidad; la cual nunca morirá, porque sólo los corazones que lloraron mucho, tienen el privilegio de disfrutarla por el resto de la vida.
¡Anna cómo espero ese día, no me vayas a fallar!
cdoradof@hotmail.com
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