Manifiesto del General Juan Bautista Arismendi
Pueblo de Pampatar, mis amados compatriotas: el que nació en vuestro pueblo, jamás os podrá engañar.
Verni Salazar
General Juan Bautista Arismendi. / Foto: CORTESÍA
SOL DE MARGARITA, 9 Ene, 2016 | Después del levantamiento encabezado por Juan Bautista Arismendi en Juan Griego en la noche del 15 y madrugada del 16 de noviembre de 1815, se inicia la sublevación de la Isla de Margarita, luego vendrá la toma de la Villa del Norte, el combate en La Asunción que sitia al gobernador Urreiztieta en el castillo Santa Rosa, su toma el 15 de diciembre y la huida hacia Pampatar; el 17 de diciembre, los realistas reciben refuerzos enviados por Moxó que llegan a Pampatar, esto hace mas fuerte a Urreiztieta quien en una proclama del 20 de diciembre trata de intimidar a los margariteños, por lo cual Juan Bautista Arismendi responde con una hermosísima respuesta, que reproduzco a continuación:
“Habitantes de Margarita. La antorcha de la América meridional por todas partes se nos presenta bajo un solo aspecto, su independencia de la nación española. Ella lucha general e incesantemente contra sus opresores y sus seducciones, porque estos jamás depondrán la idea de seducirla para dividirla y subyugarla, pues sólo con las armas de la intriga y de la mentira podría seducirse y dividirse a una gran familia sobre la que el mundo ilustrado tiene fijado sus ojos.
Ya pasará de cien años que los pendones de Castilla humillados por el valor americano, fueran a desplegarse a la otra parte del trópico, si no los sostuvieran de esta la intriga y la impostura; pero el candor de nuestros pueblos ha malogrado la grande obra que las naciones cultas desean ver realizada para inscribir al nuevo mundo en el libro de los pueblos emancipados…
Pueblo de Pampatar, mis amados compatriotas: el que nació en vuestro pueblo, jamás os podrá engañar. Deseando la tranquilidad de Margarita puesto a la cabeza de sus legiones, el día 9 de abril último os quise consagrar a la paz y el sosiego; aprobando el plan de pacificación con que os brindó el general Don Pablo Morillo, a que vosotros también deferisteis aunque con alguna repugnancia; mas ya es tiempo que conozcáis las funestas consecuencias que han sobrevenido de mis buenos deseos, y de vuestra docilidad. Testigos de esto son las lágrimas y suspiros que aún no podéis ver lanzar del pecho de nuestros padres, hijos, y esposas, y amigos y parientes, y testigos tan fidedignos que sólo podrán rechazarlos aquellos que gimen bajo el poder del tirano, porque esta confesión ha sido siempre el influjo del poder coactivo y el miserable triunfo de la opresión.
Habitantes de Pampatar: en ese pueblo parte integrante de nuestra isla, se ha anidado el mandatario español, de quien este Cuartel General ha interceptado comunicaciones dirigidas a dividir la voluntad, y los sentimientos de los bravos margariteños que desde el año de 10, han jurado vivir libres a costa de su sangre. Plegaron alguna vez, y sacrificaron sus más tiernas afecciones; pero ellos han sabido también sentir, y vengarse de tantos insultos: sin recordar acciones de los años pasados en los mares del Orinoco, fijad la consideración, amados compatriotas, en las últimas cuatro acciones, tan sangrientas para el enemigo, como bastantes para dar un testimonio de valor, de la calma y de la energía, y ellas os pondrán a la vista el ejemplo de los margariteños a quienes deben imitar en la guerra de la Independencia y libertad. El asalto del Castillo de Santa Rosa será la última prueba de lo que es el valor marcial, animado del sentimiento del patriotismo: recordad que en aquel día, después de rechazados, heridos y maltratados, os trasportaban vuestros compañeros de armas a los brazos de vuestra familia que allí se hallaban, y que al tiempo de traspasaros de unos brazos a otros, la palabra sagrada y de paso era, Viva la Patria, escena que han visto las madres, esposas, amigas y deudas con la mayor complacencia, porque el sacrificio era al ídolo de la patria.
Vecinos de Pampatar, ¿podéis apetecer un cuadro más lisonjero, y que más os estimule a uniros con vuestros hermanos? Urreiztieta piensa en todo como sus predecesores, y en todo seguirá la vieja rutina; él promete a la Margarita, por medio de unos hijos desnaturalizados, un perdón seguro, al mismo tiempo que se le han interceptado cartas que desmienten su simulada generosidad. La que escribe, entre otras, a Dn. Juan Carrigó con fecha 17 del próximo pasado, indica bien sus intentos sangrientos sobre estas pacíficas posesiones. Llevad a sangre y fuego sus hogares, son las órdenes de tan benéfico jefe. La de Dn. Salvador Moxó, escrita el 23 del mismo, contiene iguales preceptos, y todas juntas las veréis el día que nos abracemos cordialmente. De resto la parte occidental de la isla se ha decidido a morir o vencer, esta es la divisa que distingue los generosos pechos de sus moradores. Dentro de las pocas horas el plomo despedazará el corazón del ingrato conductor de la proclama; yo lloraré sobre su cadáver, pero debo primero respetar la ley. Queda en seguridad Dn. Vicente Peña, a quién se le ha encontrado un papel, que por ahora produce muy poco mérito para su seguridad, la justicia decidirá su suerte. Así pues, amados compatriotas, uníos a nosotros, y contad con un asilo hermoso y seguro: oponed al tirano la energía, satisfechos que los destinos están por la seria marcha que hemos emprendido. Dios protege la justa causa, y ninguna más justa que la libertad de la patria: él os haga y conserve libres, aunque oprimidos momentáneamente.
Cuartel General de las alturas de Copey, diciembre 21 de 1815.—Juan Bautista Arismendi.
Cuartel General de las alturas de Copey, diciembre 21 de 1815.—Juan Bautista Arismendi.
El año 1816 es de gran importancia para la justa independentista insular y su repercusión en el territorio venezolano, por lo que nos disponemos a celebrar el bicentenario de los acontecimientos que marcaron la odisea patriótica de nuestros coterráneos margariteños.
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