Situaciones del mercado de divisas
Por decisión del gobierno nacional el mercado de divisas en Venezuela se rige por dos tasas, una para las actividades prioritarias (Dipro) cuyo valor ha permanecido en 10 bolívares por dólar, y otra para el resto de actividades económicas (Simadi/Dicom) cuyo valor al 8 de diciembre de 2016 fue de 669,05 bolívares por dólar; política cambiaria mediante la cual se pretende asegurar la disponibilidad de mercancías prioritarias (principalmente alimentos y medicinas), incentivar la actividad productiva nacional, apoyar la venta en el extranjero de productos elaborados en Venezuela, y mantener en el poder a las actuales autoridades. Con esta dinámica el mercado cambiario oficial así planificado otorga un papel preponderante al Gobierno como principal oferente de divisas, mientras que ha segmentado al grupo de agentes económicos que fungen como demandantes de moneda extranjera en dos: a) los que cumplen con los parámetros exigidos por las autoridades, y b) los que no cumplen con todos los requisitos exigidos por el gobierno para participar en el sistema de racionamiento establecido.
Para este último grupo, donde se encuentra la mayoría de los venezolanos, se reduce la posibilidad de acceder a divisas mediante alguna de las tasas oficiales, y su elevado interés por acceder a moneda extranjera es atendido mediante operaciones en el mercado paralelo de dividas, mercado no oficial donde participan múltiples oferentes y demandantes para intercambiar moneda nacional por moneda extranjera al precio y en las cantidades que en común acuerdo logren pactar. Mientras más baja sean las divisas transadas mediante el mercado oficial, se reduzca el flujo de divisas al país, aumente la cantidad de moneda nacional en circulación, y se incrementen los precios domésticos de los bienes y servicios, menos demandantes lograran cubrir sus necesidades mediante las asignaciones oficiales de moneda extranjera, por lo cual terminan incursionando en el mercado paralelo provocando el alza del tipo de cambio al que se realizan estas operaciones.
En este contexto se han desarrollo dos situaciones extremas que amenazan con detonar el control cambiario y colapsar la economía nacional. En primer lugar, la tasa de cambio oficial más baja es motivo para que todos los agentes económicos en el país tengan interés por desarrollar actividades de importación, comercialización y distribución de alimentos y medicinas, debido a que con referida paridad el bolívar se encuentra artificialmente fortalecido y permite comprar muchas mercancías en el extranjero en comparación a las que se podrían adquirir en Venezuela; los incentivos a la importación son elevados y la inversión productiva para atender las necesidades de la economía nacional queda en segundo plano. Y en segundo lugar, el tipo de cambio del mercado paralelo es tan elevado que muestra al bolívar artificialmente débil, en un nivel de depreciación que incentiva la compra de mercancías comercializadas en Venezuela, atrayendo a residentes y no residentes a utilizar sus divisas para adquirir en el país muchos más bienes y servicios en comparación a los que podrían comprar en el extranjero, este escenario en medio de la actual recesión aumenta las presiones inflacionarias y desincentiva cualquier actividad cuyo pago sea en bolívares.
Estas situaciones son afrontadas por los agentes económicos en Venezuela al momento de tomar decisiones, generándose desincentivos a la inversión, ahorro y producción, por considerarse actividades de alto riesgo y baja rentabilidad, al mismo tiempo que se delega en las expectativas (y por ende en la especulación), el papel preponderante al momento de definir el valor presente de las actividades económicas que aún se realizan en el país. Para revertir este escenario, recuperar la estabilidad del mercado de divisas, e impulsar la dinámica productiva nacional es necesario que se eliminen las situaciones antes descritas, lo cual se logrará solo mediante el desmontaje del control cambiario.
@ajhurtadob
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