Comprar dólares en Argentina: un deber moral
El economista Gustavo Lázzari se animó a refutar la tesis kirchnerista que señala con el dedo a los que buscan ahorrar en moneda extranjera
El kirchnerismo logró dos cosas increíbles con su control de cambios cavernario: que no se discuta de dónde viene la inflación, y las recurrentes devaluaciones, y que se genere una especie de culpa pública por la adquisición de moneda extranjera.
Mientras el aumento de los precios es para el Gobierno una especie de maldición que coincide con el territorio nacional, todos los que son descubiertos comprando dólares presentan una excusa culposa que los desliga de esa especie de traición moral a la patria. Sean políticos, actores, músicos, periodistas, todos los que tuvieron que reconocer que adquirieron divisas tienen una explicación pública que suena a un pedido de perdón: que se trata de una necesidad para un viaje concreto, que es para pagar una deuda, que era un monto que se había adquirido en el exterior… siempre hay algo para decir. Nadie ha reconocido públicamente que compró moneda extranjera para escaparse del liquidado peso argentino.
En la jornada de ayer, el economista liberal Gustavo Lázzari presentó una tesis alternativa al discurso oficial, en una entrevista con Eduardo Feinmann. En el intercambio televisivo, Lacha aseguró que, lejos de representar una vergüenza, comprar dólares en cualquiera de los mercados es un acto moral.
“El Gobierno nos dice que ahorremos en pesos y realicemos nuestras transacciones en moneda nacional. Es como decirte que aceptes el agua como medio de pago y abras las manos. Se te va entre los dedos, se te escurre, es una cosa inviable”, señaló.
Para Lázzari, la gente “no debe sentirse culpable por comprar dólares” y no tiene que escuchar “el discurso político que llega del Gobierno”. En su opinión, escaparse del peso emitido por el Banco Central, no es otra cosa que respetar el fruto del trabajo y el tiempo que los argentinos pasan en sus labores alejados de sus familias todos los días.
¿La solución es cerrar el Banco Central, dolarizar o ajustar el déficit?
Con el boom de los economistas liberales en los medios argentinos, las propuestas de liquidar el monopolio monetario o de utilizar directamente el dólar se volvieron cada vez más frecuentes y aceptadas. Es evidente que el país va directo a una nueva explosión monetaria y que, una vez más, se hará una eventual reforma para el próximo proceso. Hasta el día de hoy, la moneda nacional perdió 13 ceros desde su creación, de la mano de una emisión descontrolada.
Argentina podría evaluar diferentes reglas monetarias, pero ninguna funcionará si el Estado no arregla sus desajustes fiscales. Mientras la burocracia gaste más de lo que recauda, el país será absolutamente inviable. Pero la problemática de la falsificación de la moneda no es la única tragedia nacional. También está la deuda. Ambas situaciones tienen las mismas causas. Recordemos la década de Carlos Menem, cuando el país mostró una inflación por debajo de la que tuvo Estados Unidos con su peso convertible «1 a 1». Pero el modelo estalló ya que los pesos que no se emitían eran dólares en los que el país se endeudaba. Cuando el Fondo Monetario Internacional nos soltó la mano, tuvimos la crisis 2001-2002. Aunque no se perciba, esta crisis y la explosión que viene, tiene las mismas causas: Estado grande e impagable.
La dolarización ecuatoriana, que no pudo volver atrás ni con el populismo de Correa, al menos muestra que siempre es bueno quitarle la navaja al mono. Si Argentina tiene la suerte de tener una administración decente y responsable, deberá saber que, eventualmente, volverán los procesos estatistas redistributivos. Por eso, de tener la chance, hay que eliminar todas las herramientas de las que pueda llegar a hacer uso y abuso la demagogia, que siempre en algún momento vuelve.
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