El peso argentino: un cáncer, un veneno y un patético papelito
Un prestigioso economista norteamericano cargó duro contra el billete emitido por el BCRA. Tiene razón.
En una oportunidad tuve la chance de entrevistarme con un importante empresario de un país vecino que compartió con el expresidente Carlos Menem una de sus últimas jornadas antes de dejar la Casa Rosada en 1999. Le pregunté si le había consultado sobre los errores que el riojano asumió durante su mandato y me confirmó que sí. El mejor (o menos malo) de los presidentes del peronismo le reconoció que, de poder volver el tiempo atrás, en lugar de establecer la convertibilidad «1 a 1» con el dólar, directamente hubiera dolarizado la economía argentina. Según los dichos de esta persona, de la que no tengo motivos de dudar, Menem aseguró que la paz cambiaria e inflacionaria iba a «durar poco». Así fue. Menos de dos años después, en la crisis de 2001, voló todo por los aires. La experiencia ecuatoriana dejó en claro que una vez que la gente tiene una moneda medianamente decente, ni el populismo más salvaje puede volver a la maquinita de imprimir billetes.
Hoy, control de cambio mediante y con una inflación que es superada sólo por la tragedia venezolana, son necesarios 150 pesos para adquirir un dólar en el mercado libre, negro, o blue… o como le quiera decir.
El economista norteamericano Steve Hanke es uno de los que más y mejor ha seguido el desempeño del papel pintado emitido por el Banco Central de la República Argentina, que se devalúa de la mano de una emisión indiscriminada para tratar de solventar el déficit fiscal. Para el especialista el peso es «un cáncer», «un veneno» y una moneda (en realidad no es ni eso) «patética». Podemos hacerla fácil y enojarnos desde un nacionalismo visceral o podemos ser intelectualmente honestos y reconocerle que tiene razón.
Según Hanke, el momento para plantear la dolarización es ahora, ya que el país sufre una nueva crisis monetaria e inflacionaria.
«Cada 10 o 12 años Argentina enfrenta una crisis del peso, la economía colapsa, todos pierden sus ahorros. Respondiendo a tu pregunta sobre si ahora es un buen momento para dolarizar, la respuesta es sí. Es un buen momento hoy y fue un buen momento en 1999 y fue un buen momento en 1995″, le dijo el analista especializado en cuestiones monetarias a un cronista de la BBC Mundo. Los medios nacionales replicaron la noticia y varios tildaron la propuesta de «extrema». Creo que la palabra para describir la iniciativa sería «adecuada».
La viabilidad política de la medida no fue esquivada por el economista. Para Hanke, aunque el Gobierno argentino no se muestra favorable en ir en esta dirección, la idea podría crecer y ganar terreno como un «incendio» fuera de control y ser aplicada en cualquier momento de forma repentina. En la opinión del especialista, ante la nueva crisis que se viene en el país, el político que proponga la salida del peso para abrazar la dolarización, podría convertirse en una especie de «héroe nacional».
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