Andrés Nazario Sargén: carisma y honradez al servicio de la libertad
Hace 17 años perdía Cuba a uno de sus grandes valores, un hombre que luchó con todas sus fuerzas en busca de alcanzar que nuestro país
MIAMI, Estados Unidos. – Cada 6 de octubre se nos inunda de tristeza el corazón, y no sólo a los que integramos las filas de Alpha 66, sino a todos los cubanos que ciframos nuestros más caros anhelos en un destino mejor para nuestra Cuba, hundida en la desesperanza de un sistema de gobierno ferozmente aniquilador de las libertades y el derecho a la paz de la familia cubana. Se cumple en esta ocasión el 17 aniversario del fallecimiento de Andrés Nazario Sargén, el carismático líder que por más 40 años fue capaz de conducir con acierto los destinos de nuestra histórica organización.
Fue una pérdida sensible su muerte inoportuna. Perdió Cuba a uno de sus grandes valores, un hombre que luchó con todas sus fuerzas en busca de alcanzar que nuestro país, como en los buenos tiempos de la instauración de la república, se insertara nuevamente en los valores del progreso y la convivencia armónica dentro de un sistema de gobierno genuinamente democrático.
Muchos son los recuerdos que hoy nos vienen a la mente, cuando intentamos un recorrido por la espiral del tiempo que, sabemos, ya nunca volverá a ser parte de nuestras vivencias cotidianas. No volverá porque el pasado inevitablemente vive en el pasado. Es como un sueño fugaz, inaccesible; como las hojas que, sobre las alas del otoño, escapan de las ramas y se las lleva el viento a un viaje sin regreso. No obstante, para los que aprendimos a admirarle y a quererle, Andrés continúa estando a nuestro lado, dando luz a nuestra imaginación y alimentando nuestro espíritu, porque no habrá descanso en nuestra lucha hasta que no hayamos logrado poner fin a la sangrienta tiranía.
Sabemos que el camino es escabroso; que no es fácil el triunfo cuando todos los mecanismos de opresión están en manos de un grupo de ambiciosos que no vacilan en matar y encarcelar a quienes se oponen con vigor a la continuidad del sistema esclavista impuesto en nuestro país desde hace más de seis décadas. Sabemos que la libertad demanda una elevada cuota de voluntad, preñada de sinsabores y de inmensos sacrificios. Pero confiamos en el valor de nuestro pueblo. Hay pruebas de ello.
Nadie puede dudar que sucesos como los del pasado 11 de julio significan un reto a las estructuras del poder. La desobediencia de una parte considerable de la población ha dejado al descubierto la debilidad de los que hoy mandan en Cuba. Es bueno que esto ocurra, porque ha dejado demostrado que no basta con los mecanismos de represión. Las amenazas de aniquilamiento contra los opositores, que en desafío sin precedente han dado un paso al frente, a pesar de la sangre que ha costado a numerosas víctimas, no han sido capaces de reducirlos en sus intenciones de continuar adelante con su lucha, con su estrategia de desobediencia civil hasta alcanzar la incorporación generalizada que, al precio que sea necesario, dará el triunfo definitivo a la conquista de la anhelada libertad.
En ocasiones como esta, junto a la demostración de gratitud y de cariño con que queremos recordar a ese gran líder que fue Andrés Nazario Sargén, resaltar sus valores humanos y su inquebrantable espíritu de lucha, queremos a un mismo tiempo rendir un merecido tributo de gratitud y de admiración a todos los hombres y mujeres que han hecho su aporte, generoso en no pocas ocasiones, hasta haber derramado la última gota de su sangre en histórica ofrenda a la libertad de Cuba. Son ellos parte esencial en nuestro orgullo de cubanos. Son faros, también, que iluminan con su luz el camino por donde debemos transitar en busca de un destino mejor, donde fijar los sólidos cimientos a partir de los cuales habremos de erigir el edificio de la Cuba que anhelamos. Una Cuba sin cárceles ni náufragos, abierta a la prosperidad, a la comprensión, a esa armónica convivencia felizmente compartida entre todos los cubanos.
Nos satisface saber que estamos en buen camino, que estamos cumpliendo con satisfacción el compromiso de buscar la felicidad de la nación cubana, de su pueblo infeliz. La consolidación de una paz duradera es nuestra meta. El respeto al derecho, a la libertad de opinión y a la libre expresión del pensamiento son las bases fundamentales en la lucha de Alpha 66. Y lo vamos a lograr junto a los heroicos luchadores que hoy se empinan allá, en nuestra amada Isla, escribiendo con valor y tesón hermosas páginas de gloria.
Hoy se cumplen 17 años de la partida hacia ese mundo de eternidades apacibles de nuestro histórico líder Andrés Nazario Sargén. ¡Descansa en paz, entrañable amigo!
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