Putin apunta a Latinoamérica para exportar su guerra contra Ucrania
Estados Unidos sospecha que Rusia exportará el conflicto de Rusia en Ucrania a Latinoamérica con el respaldo de sus aliados en la región
La apuesta de Rusia en la guerra contra Ucrania va más allá de la toma del país europeo para restituir a la Unión Soviética. Entre sus intenciones también está “exportar” el conflicto hacia el continente americano con la ayuda de sus aliados. Según la subsecretaria adjunta de diplomacia, política y coordinación del departamento de Estado de Estados Unidos, Kerri Hannan, Vladímir Putin recurriría a los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua para que el combate cruce el Atlántico.
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Si las sospechas de Washington son ciertas sobre la pretensiones que tiene Rusia de exportar el conflicto, significaría que Putin comenzará a cobrar los favores concedidos en el último tiempo a su cofradía latinoamericana, considerando que el mandatario ruso invirtió en este territorio para sus tiempos difíciles.
La medida más provocadora que Putin podría tomar sería brindar apoyo militar o despliegue de armas en la región como misiles nucleares. El plan lo tiene en la mesa desde que ideó la invasión. De hecho, en enero su viceministro de exteriores, Sergei Ryabkov, admitió que Moscú no descartaba la posibilidad de establecer una infraestructura militar en Cuba y Venezuela como parte de una “asociación estratégica”.
Para la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, esta es “la amenaza más inmediata”, porque “Rusia está aumentando su involucramiento en la región”. Y la razón de que esto ocurra es: competencia. “A Putin le gusta mantener abiertas sus opciones y tener relaciones al exterior más próximo de Estados Unidos”.
Con intereses
Putin aprovecha los lazos establecidos en la era soviética, los resentimientos locales hacia Estados Unidos y los caprichos de algunos líderes en medio del repliegue militar que está teniendo Rusia en ciudades importantes de Ucrania, entre ellas Kiev.
Ese es su mayor capital en la región que se multiplicó durante la pandemia por llegar su vacuna Sputnik V antes que otras en al menos cinco países latinoamericanos: Argentina, Bolivia, Nicaragua, Paraguay y Venezuela.
Además, sobran los registros de la venta de armas y tanques a Cuba y Nicaragua, así como aviones y sistemas antimisiles al chavismo para presuntas operaciones de inteligencia y lavado de dinero.
Pasos con estrategia
Putin merodea a la región con astucia para así exportar el conflicto desde Rusia. Habló con el sandinista Daniel Ortega por primera vez desde 2014. También llamó a Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel. Recibió al presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien durante la visita al Kremlin prometió reducir la dependencia de su país con Estados Unidos y al primer mandatario brasileño, Jair Bolsonaro.
El frenesí de diplomacia personal dirigida hacia América Latina por parte de Putin durante el periodo de más alto riesgo de su mandato reafirma lazos que datan de la Guerra Fría, al igual que revelan la naturaleza global de sus ambiciones: ejercer influencia incluso en regiones lejanas.
“Está intensificando la interacción y creando lazos hacia un territorio cada vez mayor del hemisferio occidental que incluye países que tradicionalmente han sido cercanos a Washington, como Brasil y Argentina”, aseguran Jack Nicas y Anton Troianovski, dos columnistas en The New York Times.
Conveniencia mutua
Las verdaderas intenciones de Putin parecen difíciles de descifrar. Su campaña hacia América Latina podría ser un amago, un modo de complicar la respuesta de Occidente a su invasión de Ucrania. Al mismo tiempo, los líderes latinoamericanos tienen sus propias agendas políticas y podrían estar usando al presidente ruso para ganar influencia con Estados Unidos que, junto a China, aún dispone de un mayor peso general en la región.
El discurso lo ayuda. Centra su retórica en que Rusia nunca participó en la colonización de la región, en la explotación de la gente que la habita ni en ningún conflicto, guerras u otros usos de la fuerza. .
“Vladímir Putin ve a América Latina como una zona que aún es importante para Estados Unidos”, sostiene Vladímir Rouvinski, profesor en la Universidad Icesi en Cali, Colombia a BBC pero Putin tiene obstáculos para conseguir sus objetivos.
Solo en 2019, Sudamérica exportó 5000 millones de dólares a Rusia, en comparación con 66000 millones de dólares a Estados Unidos y 119000 a China, según datos recopilados por la Universidad de Harvard.
Negocios en peligro
Además, el comercio con Rusia y Ucrania representa menos del 1,5 % de las exportaciones e importaciones totales de bienes de las principales economías latinoamericanas.
El año pasado Rusia exportó 11.000 millones de dólares a la región, mientras que Latinoamérica le vendió productos por un valor de 8.500 millones, según el Observatorio de Complejidad Económica, (OEC, por sus siglas en inglés), una plataforma que analiza datos de comercio internacional.
Quizá no tenga tan asegurado el respaldo porque los exportadores de banana en Ecuador, los productores de carne en Colombia y los importadores de fertilizantes en Brasil enfrentan la presión de sus ataques en sus finanzas.
Moscú y Kiev compraban casi la cuarta parte de las bananas que exporta Ecuador, pero con la devaluación de la moneda rusa y el descalabro económico, temen que su negocio enfrente duras consecuencias. Todos, empresarios y gobierno proyectan una ola inflacionaria en sus economías y antes de un alza sin frenos le podrían poner uno a él.
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