Persona con pene o vagina: se puede hablar de sexo, pero no decir hombre o mujer
Uno de los principales portales argentinos tiene una sección dedicada a la sexualidad. Aunque parece no tener prejuicios a la hora de explorar la temática, evita decir "hombre" y "mujer"
Existen en la actualidad varias cuestiones que parecen dignas de una novela distópica. Afortunadamente, el mundo ha evolucionado lo suficiente para que se pueda hablar de sexualidad sin tapujos y abiertamente. Haber mantenido todo lo referente al sexo como un tabú, hizo que mucha gente haya vivido una vida poco plena en lo sexual, hasta no hace mucho tiempo. Sin embargo, a pesar de los avances que se dieron en materia cultural y social, simultáneamente han tenido lugar otras cuestiones que ni siquiera podrían denominarse como “retrocesos”, ya que son directamente un viaje sin escala al oscurantismo más delirante.
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En la Argentina de hoy se puede escribir en un portal de noticias masivo un artículo con consejos explícitos para poder alcanzar el orgasmo fácilmente. Entre las noticias políticas, económicas o deportivas, cualquier lector puede hacer clic en una nota que le brindará algunos tips como para facilitar el climax junto a su pareja. Sin embargo, culturalmente, parece que no todo está bien visto. Es posible sugerir diferentes posiciones sexuales a la hora de la penetración, pero, lamentablemente no se puede decir “hombre” o “mujer”.
“Si quieres alcanzar el orgasmo fácilmente, tienes que probar estas poses en la cama”, es un artículo publicado hoy en la sección Marie Claire de Perfil. Ya en el subtítulo, el lector sabe que encontrará “algunas ideas para probar con tu persona especial en la intimidad”, pero lo que todavía no percibe es la forma insólita en que se hará referencia al hombre y a la mujer. Por las recomendaciones que el artículo brinda, es evidente que se habla de una pareja heterosexual, formada por un hombre o una mujer. Pero, evidentemente, el periodista o la periodista prefirió evitar estas categorizaciones biológicas, cuestionadas por los elementos más radicales del progresismo actual, que de progresista no tiene absolutamente nada.
La primera posición que recomiendan es la del “Paseo del cangrejo”. ¿Cómo es? Simple: “La persona con pene se debe sentar y estirar las piernas, mientras apoya las manos detrás de sus caderas. Su pareja, con los pies a los lados de sus caderas se sienta de espaldas sobre su pelvis y apoya sus manos en las piernas e introduce el pene en la vagina”.
Sin embargo, esta postura no es la única que evita decirle hombre al varón o mujer a su pareja, que en “La vaquera invertida”, vendría a ser “la persona con vulva”.
Al evitar cualquier referencia según el género, la redacción se hace engorrosa y molesta a la vista. En “La cuchara que rebota”, la persona que redacta tiene que hacer referencia a “la persona con pene” y a “la persona con vagina” en el mismo párrafo:
“La pareja se echa de costado y, de espaldas, la persona con pene lo introduce por la vagina de su pareja. Si se pega a la espalda de su acompañante, se percibe claramente la imagen de dos cucharas encajadas. El grado de penetración dependerá del ángulo formado entre el glúteo y la rodilla de la persona con vagina, que podrá aumentarlo o disminuirlo a su antojo”.
Lo mismo ocurre en la última, “La bicicleta sentada”: “La persona con vagina debe estirarse bocarriba en el borde de la cama o de otra superficie plana que quede a la altura de la cadera de la persona con pene como, por ejemplo, una mesa. La persona con pene debe colocarse enfrente y tiene que levantar las piernas de su pareja y apoyarlas sobre su pecho”.
Con el artículo terminado, la persona con pene o vagina que redactó el artículo evitó mencionar al hombre y a la mujer, a los que terminó reduciendo a su portación genital. Lo que no pudo evitar son los comentarios de los lectores, que cuestionaron duramente la redacción, en una muestra de sentido común.
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