José Alberto Marulanda Bedoya, médico cirujano.
El 19 de mayo de 2018,
agentes armados sin identificación oficial se presentaron en la vivienda de la
sargenta del Ejército Emmy Mirella Da Costa Venegas, a quien acusaron de
participar en una conspiración contra el gobierno y, como no se encontraba allí, detuvieron a su
pareja, el doctor José Alberto Marulanda
Bedoya, alegando que era “requerido” por
las autoridades.
Su defensa fue asumida
por la ONG Foro Penal, que no supo dónde se encontraba hasta que fue llevado
ante un tribunal militar cinco días después, a pesar de que la ley exige una
primera audiencia dentro de las primeras 48 horas. fue acusado de traición e
instigación a la rebelión por hablar de “planes conspirativos contra el
gobierno venezolano” durante una supuesta reunión mantenida en Colombia con el
Coronel Oswaldo García Palomo, un ciudadano venezolano señalado de estar en
Colombia con el apoyo del gobierno estadounidense y el gobierno colombiano. Marulanda negó que haya ocurrido dicha reunión
y conocer al Coronel García Palomo, y no existe prueba de ello, dijeron sus
abogados.
Se le acusó de traer a
Venezuela materiales de telecomunicaciones que le dio García Palomo para que
fueran distribuidos por Da Costa y usados en la supuesta conspiración. El juez
aceptó únicamente el cargo de instigación a la rebelión, por el cual Marulanda
actualmente está siendo investigado y permanece detenido, dijeron sus abogados. Marulanda contó a sus abogados
que había estado retenido en la sede de la DGCIM, donde lo sometieron a graves
abusos para obligarlo a revelar cuál era el paradero de Da Costa.
(Se trata de Vasco Da Costa,
quien murió el 13 de agosto de 2022, ya en libertad, a raíz de las torturas que
sufrió mientras fue prisionero de la narcodictadura. Su caso duerme el sueño de
los justos en algunos de los archivos de la ineficiente Corte Penal
Internacional)
El
médico contó que agentes lo golpearon brutalmente en el estómago y la espalda,
le produjeron asfixias con bolsas plásticas, usaron una barra de metal para
asestarle golpes en la planta de los pies y lo obligaron a llevar esposas
ajustadas, que hicieron que perdiera sensibilidad en las manos y afirmó que
perdió audición en el oído derecho debido a los violentos golpes que le dieron
en la cabeza.
Además, la orden de
detención en su contra lleva fecha del 24 de mayo, cinco días más tarde que
cuando fue efectivamente arrestado, aseveró su abogado.
Desde la audiencia,
Marulanda ha estado en la cárcel militar de Ramo Verde. Su abogado afirma que
tiene problemas para dormir, pensamientos suicidas, hipertensión y secuelas
físicas producto de las golpizas. Dado que en la cárcel no se cuenta con el
tratamiento médico que requiere, su abogado pidió al tribunal militar que
asegurara que Marulanda pudiera acceder a la atención médica que necesita, pero
el tribunal nunca respondió al pedido.
Y por si fuera poco tal
crueldad de sus verdugos, el juez pospuso seis veces la audiencia preliminar,
en la cual el fiscal debería presentar pruebas en su contra, debido a que los
guardias no habían llevado a Marulanda ante el tribunal. La primera audiencia
finalmente se realizó en diciembre y el proceso sigue en curso al momento de
redacción de este documento.
También estuvo detenido
en la sede de la siniestra DGCIM, Boleíta.
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