Captura de Ovidio Guzmán, actitud de gobierno colonizado ante visita de Joe Biden
Ovidio Guzmán será una moneda de cambio que use el gobierno de México para quedar bien con Biden
La captura de Ovidio Guzmán, uno de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, este 5 de enero de 2022, por parte del gobierno socialista de México, a sólo 4 días del viaje a México de Joe Biden, presidente de Estados Unidos, luce mucho más como la acción de una administración “colonizada”, que entrega algo valioso en ofrenda al “gran líder” visitante, como parte de la normalidad legal y democrática del Estado de derecho, que debería estar vigente en el país “gobernado” por Andrés Manuel López Obrador.
Biden llegará el próximo lunes 9 de enero a México, para participar en la “X Cumbre de Líderes de América del Norte”, a la que también llegará Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá, con lo que tres de los principales impulsores de la izquierda progresista -y su agenda de feminismo radical, aborto, supremacismo LGBT, negro, indigenista y eco-animalista, además del mega-asistencialismo-, estarán reunidos para dialogar sobre seguridad, migración, economía y medio ambiente.
Es una costumbre de país colonizado complacer los deseos del visitante poderoso, por lo que la captura de Ovidio Guzmán, no parece, como alegó el gabinete de seguridad del Gobierno federal mexicano en conferencia de prensa, el producto de una investigación, de un trabajo serio de inteligencia que se prolongó durante 6 meses, sino un gesto para quedar bien con Biden, el Big Brother del norte, a quien también se le pedirá algún favor, con toda seguridad.
En 2024 concluyen las administraciones de ambos gobernantes. Las elecciones presidenciales en México son en junio, y las de Estados Unidos en noviembre, pero los dos necesitan el apoyo del otro, sobre todo si López Obrador intentara perpetuarse en el poder -como lo han hecho todos sus amigos tiranos rojos, como Evo Morales, Nicolás Maduro, o Miguel Díaz Canel-, o bien, colocar a la actual jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, como su sucesora, preferencia que ya ha manifestado.
Por su parte es posible que Biden busque reelegirse -aunque para ese entonces tendrá ya 82 años de edad-, para lo cual el apoyo del voto hispano que podría impulsar a su favor López Obrador, resultaría muy valioso.
Hay que recordar que Ovidio Guzmán, a quien se le identifica como uno de los principales líderes del cártel de Sinaloa, ya había sido detenido hace meses, el 17 de octubre de 2019, en hechos que luego fueron conocidos como “El Culiacanazo”, debido a que Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, fue presa de bloqueos, incendios, y enfrentamientos, entre las células que apoyan el liderazgo del presunto narcotraficante, y las fuerzas del Ejército Nacional de México.
Sin embargo, en ese mismo momento, Ovidio fue liberado. Luego se supo que por órdenes del propio López Obrador, como él mismo lo reconoció meses más tarde, en junio de 2020, bajo la excusa de que de haberlo mantenido en manos del Ejército, hubieran muerto cerca de “200 personas inocentes” en Culiacán.
López Obrador ha sido muy criticado por su “política” conocida como “abrazos, no balazos”, para con el crimen organizado, la cual es interpretada como inacción, de facto, para aplicar la ley y perseguir a la delincuencia, protegiendo a la ciudadanía.
Además de tal laxitud y criterio a todas luces erróneo ante el incremento de homicidios en el país, llegando a cerca de 130 mil en lo que va del presente sexenio, López ha viajado al menos 5 veces de forma inexplicable al lugar de donde es oriundo el Chapo Guzmán, Badiraguato, Sinaloa, en cuyos alrededores incluso, fue a saludar de mano a la madre de este capo preso en Estados Unidos, el 29 de marzo de 2020.
Además, reconoció que la iba a ayudar. Así lo dijo:
«Las madres tienen amor especial y sublime por los hijos, (la señora María Consuelo Loera Pérez, madre de ‘El Chapo’ Guzmán, me dijo) que no lo ha visto en cinco años y que no se quiere morir sin verlo, y me pide que la ayude en gestiones para que el Gobierno estadounidense le permita viajar para ver a su hijo, y voy a hacer el trámite».
Sin embargo, esa misma compasión ante el dolor ajeno, no la ha mostrado AMLO ante las madres de los niños con cáncer, quienes durante largos meses le han solicitado apoyo para obtener los medicamentos que escasean, para poder atender a sus niños enfermos.
Tampoco quiso López recibir a los Lebaron, familia en la que 12 de sus miembros habían muerto acribillados en el norte del país, incluyendo mujeres, niños y hasta 2 bebés. En tal ocasión, en enero de 2020 argumentó que no recibiría a Julián Lebaron y otros que marchaban por la paz, porque no quería “hacer un show”.
El gusto de las izquierdas por los criminales es muy conocido, al igual que su connivencia con ellos, como se expresa por ejemplo en Colombia, donde Gustavo Petro proviene del grupo guerrillero M19, que dejó 101 muertos en su asalto al Palacio de Justicia en 1985, o el indulto reciente otorgado por Gabriel Boric en Chile a 12 condenados por los disturbios de 2019, y de paso, a un tal Jorge Mateluna, pillo que hacía parte del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), y que había sido juzgado por asaltar el banco Santander en 2013. El mismo frente que asesinó al senador conservador Jaime Guzmán afuera de la Universidad Católica en 1991.
Esta cercanía y glorificación de los delincuentes data ya de muchas décadas, y prueba de ello es que, por ejemplo, ahora el gobierno de AMLO ha declarado este 2023 como el “año de Pancho Villa”, un bandolero y asesino que luego se integró a la “revolución” mexicana, cuyo nombre real era Doroteo Arango. Asimismo AMLO ha dicho que admira al sangriento asesino comunista Ernesto Che Guevara, quien se describía a sí mismo como “sediento de sangre”.
En resumen, Ovidio Guzmán será una moneda de cambio que use el gobierno de México para quedar bien con Biden -sobre todo si pronto es extraditado-, lo cual muestra que no existe un interés real del obradorismo socialista blando, para combatir al crimen, como sería lo natural a las leyes vigentes, sino que lo hace con un criterio político. Y hasta electorero, con visión a futuro.
Tanto que se quejaban los izquierdistas del servilismo, de la mente colonizada de otros presidentes, justamente ante el poderío de Estados Unidos, como para que hoy atrapen “casualmente” a Ovidio Guzmán a unos días de la visita del mandatario estadounidense. Al buen entendedor, pocas palabras. No hay más.
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