Acercamiento de Biden y Meloni deja vacío el discurso contra la derecha
Karol Markowicz, analista nacida en la Unión Soviética, afirma que «todos somos fascistas, hasta que somos útiles para Biden». Se refiere no solo al mandatario en sí, sino a la cobertura que le dan los medios. A lo largo de meses la prensa progresista destacó que el partido de Meloni tenía “raíces en el movimiento neofascista”.
El triunfo de Giorgia Meloni en Italia fue motivo de preocupación mundial por meses. Quienes se denominan «progresistas» se escandalizaron y hasta acusaban a la primera ministra de ser extremista. Incluso la Casa Blanca demostró su preocupación. Sin embargo, ahora que una alianza con ella le resulta útil ante la crisis en Ucrania, Joe Biden la invitó a Washington e ignoró las acusaciones de su supuesto fascismo.
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“Me reuní con Xi Jinping durante 78 horas, 68 de las cuales fueron en persona, en los últimos 10 años. Y argumenta directamente que las democracias no pueden sostenerse en el siglo XXI. Acabamos de ver lo que sucedió en Italia en esa elección”, dijo Biden cuando Meloni ganó en aquel momento, un discurso alejado completamente de su acercamiento actual.
Le dio la razón al líder comunista. Es más, el Foro Económico Mundial pone a China como ejemplo de democracia e inspiración para las demás naciones. De manera que una figura como Giorgia Meloni resulta preocupante para el discurso imperante. Pues exalta el patriotismo ante una agenda globalista.
Ahora, la visita de Meloni a la Casa Blanca será «antes del verano» boreal, que comienza el 21 de junio, de acuerdo con el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, en declaraciones a la prensa italiana tras la reunión bilateral que se mantuvo esta semana con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
Por ello Karol Markowicz, analista nacida en la Unión Soviética, afirma que «todos somos fascistas, hasta que somos útiles para Biden». Se refiere no solo al mandatario en sí, sino a la cobertura que le dan los medios. A lo largo de meses la prensa progresista destacó que el partido de Meloni tenía “raíces en el movimiento neofascista”.
Si le conviene a Biden, los medios masivos dejan de llamar a fascista a Meloni
Es más, de forma anónima, asistentes de Biden dijeron a la prensa que están “preocupados” por Meloni. Incluso el portal Politico anunció que “La Casa Blanca observa ansiosamente el ascenso al poder de Meloni”. Pero ahora no dicen nada.
Markowicz llama «medios complacientes» a las plataformas que cambiaron su discurso o bien que ahora se callan ante la conveniencia con el mandatario que respaldan. Además acusa de demagogo a Biden. Pues ahora Biden necesita el respaldo de la «fascista» Meloni para apoyar a Ucrania. Y es que la carga económica para los ciudadanos de EEUU es grande y el descontento por los miles de millones enviados a Ucrania aumenta.
Biden llama «semifascistas» a sus opositores en EEUU
El uso (y abuso) del término fascista lo aplican también en casa. Biden llamó «semifascistas» a sus detractores. Y dijo que «los republicanos MAGA representan un extremismo que amenaza los cimientos mismos de nuestra república”.
Dado vista que Meloni se denomina a sí misma «mujer, madre, cristiana», Markowicz aspira a que alguien con su perfil pueda controlar el «lenguaje irresponsable» de Biden.
¿Desde cuándo llaman «fascista» a todo crítico de la izquierda?
Cabe resaltar que la rapidez para denominar «fascista» a todo aquel que cuestiona a la izquierda surge en EEUU. En la Universidad de California se desarrolló la Escala F. Denomina fascista a todo aquel que no concuerda con sus preceptos. Su propósito es medir una estructura de personalidad antidemocrática, generalmente definida por el autoritarismo. Su padre es Teodoro Adorno. Fue uno de los teóricos de de la Escuela de Fráncfort, cuyo fin era transformar la sociedad para cultivar la revolución marxista.
Como muchos, fue expulsado de Alemania y encontró asilo en EEUU donde a lo largo de décadas se ha cultivado la gran reforma educativa al servicio de la revolución. De manera que en los medios masivos son el resultado de este adoctrinamiento. Y dócilmente callan cuando conviene.
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