Drogas, tragos y donaciones: elementos que persisten pese al giro de discurso de Benedetti
Armando Benedetti ha dado un giro a su discurso. En una entrevista con la revista Semana intentó salir al paso por el escándalo de los audios, hablando ahora sobre Petro, poder y cocaína, pero desde la prudencia y reduciendo el lenguaje soez
Parece otro. Reapareció distinto. En horas, el verbo y tono explosivo, desafiante, encolerizado y hasta soez del exembajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, cambió. Sin casi rastros de ese lado que mostró en los audios filtrados por Semana, donde habla de financiamiento irregular en la campaña del hoy presidente Gustavo Petro, el político colombiano abordó el escándalo que detonó.
¿Lo compraron? ¿Está bajo amenaza? ¿Por qué ahora apuesta a la prudencia? ¿A qué juega? Las preguntas abundan después de la entrevista con Vicky Dávila, directora de Semana, a quien le confesó que reconoce haber “tratado muy mal” a la exjefa de gabinete, Laura Sarabia, en la llamada telefónica que lo viralizó dentro y fuera del país. “Mal es un decir, porque yo soy malhablado y eso cualquier transcripción, de cualquier audio, siempre se escucha mal; pero yo la traté mal, yo le reconozco que yo la traté mal. Yo soy demasiado impulsivo, no estoy justificando”.
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Es un mea culpa evidente de su forma. “Me dejé llevar por la rabia y el trago”, vocifera ahora Benedetti cuando habla de Petro. Incluso, dice que el contacto con Sarabia fue un “acto de debilidad y tristeza”. ¿Y sobre el fondo? La controversia no acaba.
Entre contradicciones e insinuaciones
La efervescencia discursiva de Armando Benedetti, por momentos, le gana a su intento de discreción con el giro que dio en las últimas horas, cayendo incluso en contradicciones. “Yo nunca recogí plata”, afirma después de haber dicho que consiguió 15.000 millones de pesos colombianos (unos 3,4 millones de dólares).
Su nueva versión es que buscaba gente que le donara. “Nunca en la vida he recibido plata de una campaña, porque el que la da cree que te vas a quedar con un pedazo, y el que la recibe cree que te vas a quedar con un pedazo”.
En ello insiste. “No hablé con las personas que dieron la plata. Yo sé que daban plata para la campaña, pero nunca en la vida gestioné plata. Yo en esa vaina no me meto ni por el hijueputa”.
Está molesto. Benedetti no lo oculta cuando habla. Lo deja claro cuando afirma que Petro, en conjunto con Sarabia, le negó cargos de mayor relevancia dentro del gobierno, como la Cancillería o el Ministerio de Interior (sus dos grandes anhelos), alegando su consumo de drogas.
“No, es que hay un problema de cocaína, no sé qué vaina. La hijueputa diciendo que había un problema de cocaína. Y yo le dije: ‘Ah, no, tu jefe no hace un culo, si fuera por eso, ¿qué hace el man ahí?'”, relató Benedetti sobre el episodio donde se coordinaba la repartición de puestos con Sarabia.
En la mira del Congreso de EEUU
El lío está escalando. En el Congreso de Estados Unidos están dispuestos a recibir a Benedetti para conocer detalles sobre el financiamiento de la campaña que le permitió a Gustavo Petro ganar las elecciones como líder del Pacto Histórico.
La congresista republicana, María Elvira Salazar, expresó el interés de la Cámara al señalar que “la información que tenga Benedetti la debe decir. Los Estados Unidos le va a abrir las puertas, yo lo voy a invitar al Congreso Federal para que venga y hable sobre cuál es la información que tiene sobre la forma en la que Petro llegó al poder. Se supone que uno llega al poder –sobre todo a Colombia, en una democracia sólida, una de las más sólidas de América Latina– de una manera transparente y no de dinero sucio”, dijo la congresista en declaraciones a La W Radio.
Quizá la invitación no prospere porque Washington le retiró la visa a Benedetti esta semana después de ser señalado como el responsable de filtrar a la prensa el caso entre Laura Sarabia y su exniñera, Marelbys Meza, que incluye el supuesto robo de un maletín que contenía 7.000 dólares, la prueba de polígrafo a la que fue sometida Meza y las posibles interceptaciones telefónicas de las que fue víctima.
Esta es la segunda vez que Estados Unidos decide retirarle la visa al exembajador. La primera fue en diciembre de 2017, cuando la Fiscalía lo vinculó con el caso Odebrecht. Salazar lo entiende. Cree que “es penoso que el Gobierno colombiano tenga que estar hablando de estos temas que son tan pequeños y tan poco serios”.
Procuraduría en acción
La Procuraduría General de Colombia no pierde tiempo y ya ordenó una investigación preliminar contra un grupo de agentes relacionados con la interceptación ilegal del teléfono de Marelbys Meza.
El ente dispuso que Sarabia ofrezca una declaración jurada, así como también, el brigadier general José Luis Ramírez Hinestroza, quien en abril pasado ejerció como comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá.
Las pesquisas también incluyen una inspección a la Policía Nacional, que informe si existe alguna investigación interna por estos hechos y una inspección disciplinaria a la Dirección Nacional de Fiscalía para obtener información sobre la orden que se utilizó para interceptar las comunicaciones de Marelbys Meza.
Entre la evasión y la improvisación
¿Y Petro? En Twitter, agitando. Se ha dedicado a compartir mensajes de apoyo a su figura y a evadir el tsunami político que lo acecha, ordenando a la Fiscalía una investigación por los “80 millones de dólares en sobornos que se iban a distribuir por la compra de equipos militares navales entre una empresa italiana y altos funcionarios del anterior gobierno”.
La estrategia comunicacional demuestra desesperación, considerando que borró un tuit en el que incluía la fotografía de una reunión con la cúpula militar donde una pantalla proyectaba un acuerdo de alto al fuego aún no oficial con la narcoguerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) a partir del 8 de junio.
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