Rómulo Quijada
UN MAESTRO EN DEUDA
CON
LA PROFESIÓN
A |
poco
de iniciarla, el maestro Rómulo Quijada abandonó su carrera de abogado en la
Universidad Central de Venezuela. Y aunque le hubiera gustado concluirla para
especializarse en Derecho de Menores a objeto de prestar su concurso a la noble
tarea de la protección de la infancia abandonada, prefirió retirarse de las
aulas universitarias para irse a trabajar en uno de los establecimientos del
Consejo Venezolano del Niño.
¿Por qué frustró este joven margariteño su carrera universitaria? Porque
uno de los profesores le machacaba a los estudiantes, todos los días, que todo
cliente era una vaquita que había que ordeñar a diario.
-Y esto me decepcionó tanto –recuerda Rómulo- que preferí alejarme de la
Facultad de Derecho, pues yo no iba a ir a la Universidad a aprender a ordeñar
vacas sino a adquirir una profesión para servirle al país. Y me retiré. Estuve
unos tres años trabajando en el Consejo Venezolano del Niño y luego vine a
Margarita a trabajar como maestro en el Grupo Escolar “Dr. Francisco Antonio
García” de Boca del Pozo.
-¿Y te satisface la labor como maestro?
-Yo soy un maestro en deuda con la profesión. Los maestros jóvenes
tenemos un reto planteado. Mi mayor aspiración es llegar a ser un verdadero
maestro, pues cuando se ve la labor que en el campo de la docencia han
desarrollado Jesús Manuel Subero,
Isabelita de Villarroel, Juan Cancio Rodríguez, Jesús Salazar, Teodoro Navarro
y muchísimos otros, se comprende entonces cuánto hay que trabajar para alcanzar
ese título dentro de la comunidad; además, ser buen maestro es proseguir
alimentando el pensamiento en el libre infinitivo e intemporal de la cultura;
es enseñar aprendiendo lo que dice un verso de Neruda: “La vida de la vida”
porque algo, que no debe olvidar un maestro es que nunca se sabe de todo, y por
consiguiente hay que aprovechar cada día aprendiendo algo nuevo, tratando de
acortar el camino de lo que se ignora, poniendo luces en los rincones oscuros
de la mente, ya que el maestro, para ser realmente tal, tiene que cultivarse
muy sutil y cuidadosamente, porque él es un espejo que debe devolver imágenes
muy nítidas, y ese cultivo tiene que estar centrado no solamente en el acumulamiento
de ideas, sino también en el espíritu.
CONCURSO LITERARIO
Y
Rómulo Quijada, quien realmente cree en lo que predica, desde 1973 ha
establecido el Concurso Literario “Península de Macanao” por dos razones
fundamentales: el escaso material didáctico infantil en nuestro medio, así como
la baja calidad del poco material accesible y el deseo de hacer algo nuevo para sacar al maestro de
su habitual monotonía con el objeto de que esté en capacidad de mostrarle al
niño otro mundo.
Para lograr sus propósitos ha pedido colaboración a distintas
instituciones privadas y gubernamentales.
-Conferry, la Federación de Centros Culturales del Estado Nueva Esparta,
la Secretaría de Educación, Cultura y Deportes, la Zona 21 del Ministerio de
Educación, la Federación Venezolana de Maestros y el diario El Sol –señala- me han venido ayudando en el patrocinio de los premios que se
conceden en el Concurso.
El evento estuvo limitado al abrirse por primera vez a los maestros.
-En esa oportunidad –recuerda Rómulo- participaron unos ciento cincuenta
poemas.
-¿Quién resultó ganador en esa ocasión?
-La maestra Damelys de González, de Porlamar.
Pero al abrirse por segunda vez las bases del Concurso se ampliaron.
-Ahora –explica- pueden participar los niños de todo el país. Se
recibieron unos quinientos poemas de distintas partes del Estado Nueva Esparta,
así como del Estado Sucre y La Guaira. En esta segunda ocasión hubo cuatro
menciones: de primero a cuarto grado; de quinto a sexto grado; a nivel de
bachillerato y a nivel de maestro.
-¿Cuál de estas menciones recibió menos participantes?
-El nivel bachillerato.
-¿A qué atribuye esta poca receptividad del Concurso entre los
estudiantes de bachillerato?
-A negligencia de los profesores, pese a que se les participó con
suficiente tiempo y con la necesaria información sobre las bases del Concurso.
Rómulo Quijada, que no sólo promueve actividades literarias, sino que
también escribe cuentos y hasta ha obtenido una mención con su obra
“Acabamiento del mundo” en el Concurso “Vicente Fuentes” de la Casa de la
Cultura “Monseñor Dr. Nicolás Eugenio Navarro” de La Asunción, aspira a que en
el tercer Concurso “Península de Macanao” cuyas bases dará a conocer el sábado
30 de este mes, concurran por lo menos unos dos mil quinientos participantes.
-Porque este año –revela- será a nivel nacional y se incluyen las
especialidades de Pintura para niños de preescolar y Cuento para estudiantes de
Educación Primaria.
El maestro Rómulo, que también escribe en la prensa, da una última
razón, quizá la de mayor peso, para que la participación al tercer Concurso
Literario “Península de Macanao sea masiva.
-Va a ser dedicado –concluye- al profesor Teodoro Navarro, director,
durante veinticinco años, del Grupo Escolar “Dr. Francisco Antonio García”.
El Sol,
24-10-76.
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