Clan pakistaní en Chile construyó imperio millonario con contrabando de oro
Durante los últimos cinco años, la justicia chilena ha seguido de cerca las actividades del Clan del Oro pakistaní. Las investigaciones llevaron a dos grupos familiares: los Farías, propietarios de la compañía Isidora Metals, y los Herrera, dueños de la empresa Kamilco.
Desde minas de oro ilegales en Perú, un clan pakistaní encabezó el contrabando del metal precioso hacia Chile con una discreción casi perfecta, ocultando los lingotes dentro de cajas de teléfonos celulares. Gracias a esta estrategia audaz, la organización, que lidera Irfán Alí en territorio austral, acumuló ganancias mensuales de 1.000 millones de pesos desde 2017. Actualmente, el paradero definitivo de estas sumas es desconocido.
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El último cargamento que pretendían exportar desde Chile hacia los Emiratos Árabes y Suiza los incriminó. La alta calidad del oro del clan pakistaní, que también refinaban y blanqueaban en Brasil, levantó sospechas en la Aduana. Según BioBío, la pureza promedio del oro que se exporta de manera legal en Chile no supera un 80% mientras que el producido por la organización llegaba a un 99,5%.
Si bien la diferencia condujo a la detención de Alí, un pakistaní conocido en la Zona Franca de Iquique, por ser dueño de empresas automotrices y comercializar lubricantes, su arresto por el contrabando de oro a través de las trochas de Colchane, paso fronterizo de Chile, estaría lejos de neutralizar los negocios de una banda que dio a conocer en 2021, tras reinvertir el dinero en acciones en la bolsa, autos de lujo y veleros.
Empresas fachadas
Durante los últimos cinco años, la justicia chilena ha seguido de cerca las actividades del Clan del Oro pakistaní. Las investigaciones llevaron a dos grupos familiares: los Farías, propietarios de la compañía Isidora Metals, y los Herrera, dueños de la empresa Kamilco.
Ambas servían de fachada para la salida del metal tras arribar a Chile, así lo señala el expediente judicial que expuso el medio local. El documento precisa que las dos empresas operaban “bajo un mismo modus operandi y mantenían una relación horizontal. Ninguna imponía dominación o su jerarquía por sobre la otra”.
Negocio en expansión
Latinoamérica resulta atractiva para los contrabandistas pakistaníes de oro debido a la caída de los precios en su mercado natal. Actualmente, el costo del oro por tola en Pakistán ―una medida que equivale a 11,66 gramos― decayó en 600 rupias o 2,14 dólares, fijando el precio en 217.300 rupias, es decir, 776,76 dólares. Asimismo, el precio de diez gramos de oro puro bajó a 186.300 rupias, que se convierten en 665,95 dólares..
En Islamabad hasta el ex primer ministro de Pakistán, Imran Jan, entró a prisión el año pasado por corrupción. El alto funcionario incurrió en la venta ilegal de regalos recibidos cuando era jefe de Gobierno, entre ellos, joyas y un rifle AK-47 bañado en oro.
Los contrabandistas pakistaníes buscan nuevas fronteras para sus negocios negros presionados por India, el país receptor de la producción de Pakistán, donde también caen los precios. En Delhi, el precio de diez gramos de oro de 22 quilates está en 58200 rupias, una cifra cercana a 635.30 dólares, mientras que el oro de 24 quilates se sitúan en 63480 rupias, un monto que ronda los 763.80 dólares.
Oro manchado por la violencia
Sobre el destino de las ganancias de las transacciones en Chile no hay certezas. Ahora, en el caso de Venezuela, donde se registra una explotación e importación tránsfuga, un informe que hizo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indicó que el tráfico ilegal de oro financia conflictos armados y grupos criminales lo usan para lavar dinero en los mercados internacionales.
En el contexto de Pakistán, tras la toma de poder de los talibanes en Afganistán en agosto de 2021, se ha visto un aumento de los ataques del Movimiento de los Talibanes Pakistaníes (Tehreek-e-Taliban Pakistan, TTP), una organización armada islamista que mantiene una alianza con los terroristas afganos.
De acuerdo con el Informe de Seguridad de 2022 de Instituto Pakistaní de Estudios para la Paz (PIPS), los atentados terroristas en Pakistán crecieron 27 % respecto al año anterior. De los 262 atentados de 2022, 86 fueron perpetrados por el TTP , según el documento. La mayor parte de la cúpula del TTP opera desde Afganistán, que comparte una porosa frontera de 2.600 kilómetros con Pakistán.
A pesar de ello, la jueza Marlys Welsch Chahuán, a cargo del caso en el Primer Juzgado de Garantía de Santiago, solo condenó al ciudadano pakistaní y a su cuñada por los delitos de asociación ilícita y contrabando. A ambos se les impusieron 102 días de prisión, pero ninguno cumplirá esta pena, ya que se beneficiaron con la sustitución del cumplimiento efectivo por la remisión condicional, quedando sujetos al control administrativo de un centro de reinserción social de Gendarmería durante el período de la condena.
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