Los juicios de Moscú
Los regímenes totalitarios, tanto comunistas como fascistas, han utilizado sistemáticamente la justicia para silenciar y neutralizar a la disidencia.
El ejemplo más conocido es el caso de los Juicios de Moscú, en los que Stalin procesó y condenó a gran parte de los bolcheviques y disidentes en falsos procesos judiciales, entre 1936 y 1938.
Estos juicios fueron orquestados por Stalin con el fin de eliminar a sus rivales políticos y consolidar su poder absoluto. Los acusados fueron señalados de conspirar con potencias occidentales para asesinar a Stalin y otros líderes soviéticos, así como desmembrar la Unión Soviética. Cerca de un millón de personas fueron arrestadas durante este período.
Se estima que durante esos tres años más de 700.000 personas fueron ejecutadas, incluyendo a gran parte de los líderes bolcheviques de la Revolución de Octubre.
Asesinatos en esta escala sentaron un precedente que fue seguido, en diversa medida y modalidades, por regímenes comunistas como el de China bajo Mao y el de Cuba bajo Fidel.
La conclusión a la que se puede llegar es que los regímenes de inspiración comunista han utilizado el sistema judicial para acallar a la disidencia y mantenerse en el poder.
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