Fuego cruzado entre Israel y Hezbolá: lo que hay que saber sobre la escalada de ataques
Desde el 8 de octubre de 2023, Israel y el grupo chiita libanés Hezbolá han intercambiado ataques en la frontera entre Líbano e Israel. En los últimos días, la tensión entre ambas partes ha aumentado, y preocupa a los países vecinos y a la comunidad internacional el inicio de una nueva guerra en la región. A continuación, repasamos los hechos clave, que han llevado a estos dos enemigos históricos a un punto crítico.
Primera modificación:
En las últimas dos semanas, el conflicto entre Israel y Hezbolá se ha recrudecido. Ambas partes han hecho contundentes declaraciones y amenazado con planes de ofensiva si uno de los dos llegara a atacar al otro.
"Si Israel inicia operaciones en Líbano, intensificaremos nuestros ataques con misiles y nuestro personal. 100.000 soldados de otros países están listos para unirse a nosotros contra Israel", aseguró el líder del grupo chiita, Hassan Nasrallah, este 19 de junio.
Nasrallah hizo una advertencia directa: “El enemigo sabe lo que le espera, no hay lugar en el que no sean alcanzados por nuestros misiles y drones”.
Sus contundentes declaraciones llegaron un día después de un mensaje de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que dijeron haber aprobado, el 18 de junio, planes operativos para una ofensiva en Líbano.
"Como parte de la evaluación de la situación, se aprobaron y validaron los planes operativos para una ofensiva en Líbano y se tomaron decisiones sobre la continuación del aumento de la preparación de las tropas en el campo", señalaron las FDI.
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Los ataques entre ambos bandos, al igual que la retórica, se han intensificado en los últimos días. La semana pasada, Hezbolá, respaldado por Irán, lanzó la mayor ofensiva de cohetes y drones en los ocho meses de la guerra en Gaza, en la que Hezbolá apoya a Hamás.
Entonces, el portavoz militar israelí, Daniel Hagari, aseguró que "la creciente agresión de Hezbollah nos está llevando al borde de lo que podría ser una escalada más amplia, una que podría tener consecuencias devastadoras para Líbano y toda la región".
En tanto, Israel Katz, ministro de Asuntos Exteriores israelí, hizo una severa advertencia respecto a cómo, según él, podría acabar el conflicto: “En una guerra total, Hezbolá será destruido y Líbano se verá gravemente afectado”.
Nasrallah boasts today about filming the ports of Haifa, operated by international companies from China and India, and threatens to attack them.
— ישראל כ”ץ Israel Katz (@Israel_katz) June 18, 2024
We are very close to the moment of decision to change the rules against Hezbollah and Lebanon. In an all-out war, Hezbollah will be…
A pesar de que países como Estados Unidos y Francia están trabajando en una solución negociada a las hostilidades a lo largo de la frontera sur de Líbano, Hezbolá ha dicho que no detendrá sus ataques si Israel no detiene su ofensiva militar en la Franja de Gaza.
Ocho meses de fuego cruzado
El intercambio de disparos entre Israel y Hezbolá inició el 8 de octubre del año pasado, un día después de que Hamás atacara el sur de Israel y Tel Aviv lanzara la guerra en el enclave palestino.
Los enfrentamientos iniciaron con el disparo de misiles, cohetes e incursiones terrestres por ambas partes en la frontera entre Israel y Líbano. El 16 de octubre de 2023, luego de la primera semana de hostilidades, Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, advirtió entonces a Hezbolá de no continuar su ofensiva:
“No vuelvan a cometer el error que cometieron una vez, porque el precio que pagarán ahora será más caro”, una sentencia desoída por los militantes chiitas.
Desde el comienzo de los enfrentamientos, Israel responsabilizó a Irán de patrocinar, guiar y dar órdenes a Hezbolá.
Meses después, en enero de este año, las tensiones entre Hezbolá y el grupo libanés parecían llegar a su punto más álgido. El 8 de enero, el grupo chiita confirmó la muerte de Wissam al-Tawil, jefe adjunto de la fuerza Radwan –encargada de las operaciones especiales y cuya misión fundamental es infiltrarse en el territorio israelí– y uno de los comandantes de más alto rango de Hezbolá.
De acuerdo a medios de comunicación libaneses, Al-Tawil se encontraba en un vehículo que fue atacado por drones israelíes en el sur del Líbano. “Este es un golpe muy doloroso”, señaló entonces una fuente de seguridad a la agencia de noticias Reuters.
La muerte de Al-Tawil fue seguida por el intercambio de misiles en la frontera y de palabras hostiles por parte de los líderes de cada bando, una fórmula que se ha mantenido hasta la actualidad.
En marzo hubo otro punto álgido en los enfrentamientos. El día 12 de ese mes, Hezbolá lanzó un centenar de cohetes hacia territorio israelí, una de las jornadas más intensas desde el inicio de la guerra en Gaza. En respuesta, las fuerzas israelíes respondieron bombardeando los centros de mando de Hezbolá en las ciudades libanesas de Baalbek y Bint Jbeil.
Unas semanas después, Líbano vivió una de las jornadas más mortíferas que han dejado los asaltos de ambas partes. El 28 de marzo, al menos 16 personas murieron al sur del país en bombardeos israelíes. Los misiles impactaron objetivos de Hezbolá, una ambulancia, una cafetería e incluso un centro médico, ataques justificados por Israel asegundando que allí había objetivos militares.
En mayo, las FDI mataron a Qasswm Saqlawi, un comandante de Hezbolá responsable de coordinar el fuego de cohetes y misiles contra objetivos israelíes desde Líbano.
El 12 de junio, Israel y Hezbolá confirmaron la muerte de Taleb Abdullah a manos de las fuerzas israelíes. Abdullah, uno de los líderes más importantes del grupo chiita, era el comandante del sector occidental de la línea del frente, entre la frontera con Israel y el río Litani. El comunicado de Hezbolá señalaba que su comandante había muerto en un ataque aéreo en la ciudad de Jouaiyya.
En respuesta, 215 cohetes fueron lanzados desde territorio libanés al norte de Israel, y, según el Ejército israelí, varios de ellos no fueron interceptados y provocaron incendios.
Aunque a lo largo de los meses ambas partes han dicho no buscar una guerra total, las declaraciones más recientes encienden las alarmas en la región y la comunidad internacional, ya que, de estallar, sería la segunda guerra directa que sostendría Israel con un territorio vecino en la actualidad.
El saldo de los enfrentamientos
Según el recuento de medios de comunicación locales y agencias de noticias, los ataques de Israel han matado a más de 400 personas –entre ellas más de 200 combatientes de Hezbolá–, la cifra también incluye a civiles, paramédicos y periodistas. Por otro lado, los ataques desde territorio libanés han dejado sin vida a 18 soldados israelíes y a 10 civiles.
Otro dato importante es el de los desplazados. Al menos 90.000 personas han tenido que huir de sus hogares en Líbano y más de 60.000 han lo han hecho al norte de Israel, en consecuencia a las más de 2.100 operaciones militares que Hezbolá afirma haber llevado a cabo contra suelo israelí. Los desplazamientos israelíes han hecho que crezca la presión contra el Gobierno de Netanyahu, ya que las personas piden más acciones para detener lo que ocurre al norte del país.
El uso de fósforo blanco en el conflicto
Organizaciones benéficas como Human Rights Watch (HRW) han denunciado que Israel utiliza fósforo blanco en el sur del Líbano y en la Franja de Gaza. Se trata de una sustancia química que se dispersa mediante proyectiles de artillería (bombas o cohetes) y que cuando se expone al oxígeno, se inflama y produce un calor y humo intensos.
A su vez, causa quemaduras graves, que en ocasiones llegan a afectar hasta los huesos de las personas. También puede causar daños respiratorios y a los órganos vitales, por lo que los sobrevivientes a los ataques con fósforo suelen padecer secuelas durante el resto de su vida.
El uso del fósforo blanco en los conflictos bélicos no está específicamente prohibido por el derecho internacional humanitario, sin embargo, este sí determina su prohibición cuando es empleado indiscriminadamente contra seres humanos en un entorno civil.
En relación a ello, HRW denuncia el uso generalizado de fósforo blanco por parte de Israel desde octubre del año pasado, incluyendo al menos cinco municipios con zonas residenciales pobladas por civiles. Este tipo de ofensiva ha dejado sin vida a casi 100 civiles libaneses y a 10 del lado israelí.
Una denuncia como esta ya había sido hecha desde el año pasado. El 31 de octubre de 2023, Amnistía Internacional alertó que “el ejército israelí lanzó proyectiles de artillería que contenían fósforo blanco en operaciones militares a lo largo de la frontera sur de Líbano entre el 10 y el 16 de octubre de 2023”. Al tiempo, la ONG señaló que esto debería investigarse como un crimen de guerra.
La Fuerza Radwan
La Fuerza Radwan es una unidad de operaciones especiales de Hezbolá considerada como un grupo élite, cuya misión es lanzar ataques ofensivos y realizar incursiones en territorio israelí. Además, se presume que la unidad ha protagonizado algunos de los combates en la frontera entre Israel y Líbano.
Según declaraciones de las Fuerzas de Defensa de Israel, el objetivo de Radwan es “conquistar la Galilea israelí (zona al norte de Israel)”. Entre tanto, Israel asegura que a esta fuerza especial la conforman miles de agentes.
Desde enero de este año, mes en el que las fuerzas israelíes mataron al líder del grupo, Wissam al-Tawil, el nombre Radwan es cada vez más mencionado. La población en la frontera israelí vive con el temor constante de que este grupo se infiltre por tierra en el país.
2006, el gran punto de inflexión
El mayor antecedente de los combates entre Israel y Hezbolá se remonta 18 años atrás. En 2006, Hezbolá cruzó la frontera con Israel, secuestró a dos soldados israelíes y mató a otros ocho, lo que desencadenó una guerra de cinco semanas.
El grupo chiita exigía la liberación de prisioneros libaneses a cambio de los soldados israelíes. Pero la respuesta de Israel fue otra.
Las Fuerzas de Defensa Israelíes bombardearon los centros operativos en el sur del Líbano y otros objetivos dentro del territorio de ese país, mientras que Hezbolá respondió con más de 4.000 cohetes contra Israel.
Al menos 1.200 personas murieron en Líbano –en su mayoría civiles– y 158 israelíes –en su mayoría soldados– perdieron la vida.
Los 34 días de guerra finalizaron con un cese el fuego propuesto por Naciones Unidas (ONU), que pidió a Israel retirarse, al Ejército libanés replegarse al sur del país y a Hezbolá desarmarse. El conflicto, en el momento, terminó sin que Israel alcanzara sus objetivos militares y con Hezbolá declarando una “victoria divina”.
¿Cómo surgió Hezbolá?
En 1982, Irán envió a 1.800 guardias revolucionarios para ayudar a sus aliados chiitas en Líbano. Entre tanto, Irán identificó a los desertores de un grupo chiita libanés llamado Amal (que significa esperanza en árabe), los organizó, entrenó y armó. Estas células clandestinas fueron el núcleo de lo que sería Hezbolá.
Años más adelante, el Acuerdo de Taif –que puso fin a la guerra civil en Líbano en 1989– estableció que todas las milicias en el país debían desarmarse. Sin embargo, las tropas israelíes todavía ocupaban el sur del territorio libanés, por lo que el Parlamento del Líbano le permitió a Hezbolá conservar sus armas como “fuerza de resistencia”.
Desde entonces, el grupo siempre ha hecho parte de la realidad política, militar y social libanesa. Para 2018, Hezbolá se había consolidado como uno de los grupos más importantes del país y del mundo árabe.
Miles de combatientes de este grupo han sido desplegados en Siria para sostener a Bashar al-Assad y en Irak sus comandantes ayudaron a las milicias chiitas en su lucha contra el Estado Islámico (ISIS). Al mismo tiempo, en Yemen también han tenido participación, ya que han asesorado a los hutíes.
¿Qué tienen en común Hamás y Hezbolá?
Si bien ambos son grupos islamistas, difieren en sus objetivos y territorios. Por un lado, el objetivo de Hamás, o Movimiento de Resistencia Islámica (en árabe), es la liberación del pueblo palestino y el reconocimiento de su territorio.
Por el otro, Hezbolá, traducido literalmente como el 'Partido de Dios' es un partido político y grupo paramilitar chiita, que, como se mencionó anteriormente, ejerce un poder considerable en Líbano. Tras su creación, declaró como uno de sus objetivos clave la destrucción de Israel. El brazo armado de Hezbolá y Hamás son considerados grupos terroristas por buena parte de la comunidad internacional.
A pesar de que cada uno tiene sus propios intereses, tienen en común conflictos con Israel. Y los hechos más recientes dan cuenta de ello. Hezbolá ha demostrado su solidaridad con Hamás y ha dicho que no terminará sus ataques desde el sur de Líbano hasta que las fuerzas israelíes detengan su ofensiva en la Franja de Gaza.
Con Reuters, AP y medios locales
FRANCE24
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