La participación y el activismo femenino les plantan cara a los estereotipos
La mujer busca espacios y trabaja en pro de la igualdad de género. El liderazgo es algo que se da fácil en ella pese a las barreras sociales y económicas
Ana Carolina Arias – 05/08/24
Mayerling Amundaray no pudo ir al acto de fin de curso de su hijo el 3 de julio pasado. Ese día estaba en un centro de acopio para recolectar insumos para los habitantes de Cumanacoa, en el estado Sucre, que organizó junto a las demás integrantes de la asociación Voces Poderosas de Margarita. Su relevo no llegó y, entonces, ella se quedó para cumplir hasta la hora prevista.
“Quiero colaborar con mi comunidad, pero también tengo que estar con mi hijo”, dice la abogada, sobre el dilema que siente entre su rol como mamá y su pasión por hacer trabajo social, que espera canalizar a través de esta naciente organización cuyo objetivo es trabajar por el empoderamiento de la mujer. Aunque el padre del niño cumple sus obligaciones económicas, él vive en otro estado, así que todas las labores de cuidado recaen en ella.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres), las mujeres realizan al menos 2,5 veces más trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que los hombres. Esta brecha, han expresado, también afecta la participación y el liderazgo de las mujeres en la política y en la vida pública.
Amundaray reflexiona que, en ocasiones, ha sido ella misma quien se ha puesto trabas, pero entiende que con voluntad es posible alcanzar los objetivos: “Ese día hablé con mi hijo, hablé con mi jefa, hablé con mis compañeras y cumplí con lo que quería: dar inicio a esta actividad de ayuda social”.
La mujer en la política
“No te metas en eso, mira que eres mujer”, le dijeron sus padres a Lidia Salazar Indriago, docente y directora de una escuela, cuando se enteraron que participaba en reuniones para la organización de la elección Primaria de la oposición a finales de 2023.
Desde hace años, la educadora radicada en la isla de Margarita asiste a marchas, convocatorias y actividades políticas. De cara al 28 de julio, atendió la invitación a participar con un grupo de profesionales en la llamada Gran Alianza Nueva Esparta (GANE), para atender la logística el día de las elecciones presidenciales.
“Me motivé a escuchar a este grupo porque estamos apuntando a un cambio y es importante participar, no solo para impulsarlo sino también para ser protagonista. Es necesario salir de la comodidad de que lo haga otro y hacernos notar”, explica.
Salazar reconoce los estereotipos que la rodean en el seno familiar, “me dicen siempre: no vayas a eso, no te metas en eso, mira todo lo que pasa, los peligros que hay, eres mujer”. Sin embargo, señala que se mantiene firme en sus convicciones. “Yo estoy apuntando a un futuro, a lo que yo quiero, y si está en mis manos ese gran aporte o ese grano de arena con mi trabajo lo voy a hacer. Es una lucha humana para que se entienda que la mujer tiene muchas capacidades, que estamos tan preparadas como otros para asumir retos”.
Advierte que en la actualidad la crisis de servicios básicos también es un obstáculo, especialmente para las mujeres, para la participación política y la vida pública. “El gas, por ejemplo, es un sufrimiento: un tiempo para llevar la bombona, otro momento para retirarla. Si las cosas funcionaran mejor nuestra participación en actividades colectivas, políticas o de cualquier otro interés pudieran ser más fluidas”, opina.
El sentir de Lidia está reflejado en el estudio Participación Política de las Mujeres en Venezuela del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), al determinar que las mujeres siguen estando relegadas a posiciones menos influyentes y eso fortalece los roles de género que las relacionan con las tareas domésticas y de cuidado.
Los estereotipos presentes
Mayrim Bruzual, coordinadora del Frente Femenino de Copei, recuerda el caso de dos militantes del partido que estaban casados y participaron en una elección interna de la organización. Señala que tras ser la mujer quien ganó el cargo, hubo problemas y se rompió el matrimonio.
“La política es muy machista. En Nueva Esparta además hay situaciones inéditas como las esposas de los pescadores que tienen que dejar todo cuando ellos regresan de la faena por el tiempo que pasan fuera”, señala Bruzual, quien durante su presidencia en el Consejo Legislativo propuso un decreto para declarar a Nueva Esparta territorio libre de violencia hacia la mujer.
Según la investigadora paraguaya en el campo de políticas públicas de igualdad y estudios de género, Lilian Soto Badui, los estereotipos se expresan en diversas formas en el proceso de participación política de las mujeres. Por ejemplo, se cree que la mujer solo es “sensible, abnegada, sacrificada, no competitiva, mientras que la política es un espacio de agresividad, altamente competitivo, por tanto, son poco aptas para la vida política”.
Otra marca, indica la experta, es la de la mujer cuidadora, y ante la ausencia o escasez de políticas públicas de cuidado y de corresponsabilidad familiar a ellas les asignan “temas de mujeres” y se les excluye de los considerados macros, estructurales, o importantes.
Uno de los más recientes datos que aporta ONU Mujeres es que, al ritmo actual, la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará por otros 130 años, pues sólo 18 países están presididos por una Jefa de Estado, y 15 países tienen Jefas de Gobierno.
La barrera de la violencia de género
“Recuerdo un caso que viví cuando me desempeñaba como Fiscal del Ministerio Público y un padre árabe acompañó a la hija a poner una denuncia contra el marido, y le dijo ‘es que tu no debiste salir a la calle a buscar trabajo porque estás faltando a tu casa’. Aunque estamos claros que se trata de otra cultura, es un pensamiento que existe”, expresa la abogada Silvia Barroso, miembro de la Fundación Nueva Mujer Margarita.
En materia política, la abogada refiere que a pesar que existen leyes que impulsan la participación igualitaria, todavía se lucha porque se cumplan y respeten.
Igual que Mayerling Amundaray, Barroso cree que “también está en las mujeres no minimizarse al cuidado de los niños, atender la casa, tener labores de esposa, porque la realidad del país exige el doble, pero exige por igual a hombres y mujeres”. Destaca que el país tiene un serio problema de paternidad irresponsable, lo que prácticamente obliga a la mujer a asumir tareas solas, que sin duda le restan tiempo para un activismo más firme.
En efecto, un informe del portal Prodavinci en alianza con ANOVA Policy Research revela que para el 2020, el 60,2 % de todos los hogares venezolanos eran de jefatura femenina, y de esta proporción el 32,4 % tenía como jefa a mujeres solteras. Otras cifras arrojan que existe una mayor pobreza en hogares de jefatura femenina, por lo que la recomendación es diseñar políticas públicas más eficaces.
Políticas públicas como base
En Nueva Esparta hay dos organizaciones oficiales que atienden directamente políticas públicas para la mujer: el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, y el Instituto Neoespartano de la Mujer. Ambas directoras fueron contactadas para este trabajo, pero solo la directora estadal de Min Mujer, Hilda Mata, respondió.
Su percepción es que la mujer neoespartana participa, se comunica, estudia y está más interesada en salir a producir. “Esto es lo que buscamos, apoyar desde el Ministerio a través de 7 vértices que ofrecen una atención integral”.
Entre estos, Mata destaca el acceso a crédito, porque da a la mujer independencia económica para producir, “cuando la mujer depende de un hombre hasta golpe aguanta, y en el Ministerio luchamos mucho para erradicar esa situación”.
La metodología de organización que han desarrollado es confirmar 525 comités, y cada mujer a su vez representa entre cinco y 10 compañeras más, por lo que contabilizan al menos unas 5000 encaminadas en el fortalecimiento del rol que quieran desempeñar.
El tema de la participación de la mujer en la actividad pública y colectiva es importante porque reconoce, entre otros, el derecho a la reunión y asociación.
En el año 2020 el Relator Especial sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación, Clément Voule, enalteció las contribuciones al adelanto de la democracia, la paz y el desarrollo sostenible que realizan las mujeres que participan en la sociedad civil y el activismo, asegurando que esas libertades fundamentales empoderan a las mujeres y son las que impulsan los cambios en el mundo.
También advirtió que algunas barreras importantes tienen un profundo arraigo en el hogar, en la familia y en la comunidad, donde las mujeres y las niñas siguen viviendo bajo control patriarcal y sufren estereotipos negativos, ambos de los cuales impiden y penaliza la participación en la vida pública
Este reportaje es resultado de la beca de producción periodística para promover el conocimiento sobre el derecho a la participación en Venezuela, otorgada por Espacio Público y Crónica.Uno.
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