Niñas de Tuna de Vaca obligadas a cargar agua contaminada para sobrevivir
Acompañan a sus madres hasta la laguna cercana y hacen varios viajes al día. El agua que sacan es para limpiar la casa, asearse y cocinar. Desde hace más de 15 años no cuentan con el servicio por tuberías
Mujeres Constructoras de Paz – 08/08/24
La falta de agua potable le ha robado a los niños, niñas y adolescentes que viven en el caserío Tuna de Vaca, de la parroquia Aguedo Felipe Alvarado del estado Lara, la real oportunidad de vivir plenamente.
Por estar acarreando agua las niñas y las adolescentes, en especial, se han visto limitadas en el goce de sus derechos a la educación, a tener una buena salud y distracción, tal como lo establecen los principios rectores de la Convención sobre los derechos del niño, entre ellos el Interés Superior del Niño, la supervivencia y el desarrollo.
En el país existe desde el 2001 la Ley Orgánica para la Prestación de los Servicios de Agua Potable y de Saneamiento y una Ley de Calidad de las Aguas y del Aire. De acuerdo a esos textos legales, los ciudadanos deberían tener la garantía de disfrutar de un servicio de agua eficiente, potable, suficiente y constante a través de tuberías.
Pero lo que sucede en la comunidad Tuna de Vaca, es una muestra de que el Estado no cumple con sus responsabilidades y obligaciones. En consecuencia, la población y, de manera diferenciada, las mujeres y niñas, se ven forzadas a cargar agua contaminada de una laguna que está cerca de la comunidad. Lo hacen tanto para el consumo, como para el aseo personal de sus familias.
La escasez de agua potable en la parroquia Aguedo Felipe Alvarado ha llegado a un nivel crítico: llevan 15 años sin el servicio por las redes de tuberías. Los habitantes de otros sectores como Tierra Brava, Urao y Vega Fresca, tampoco cuentan con el suministro desde hace tres años..
Ante esta situación, las niñas junto a sus madres cargan con la responsabilidad impuesta de acarrear agua para sus hogares. Caminan aproximadamente 700 metros para llegar a la laguna de Tuna de Vaca. Como son muy pequeñas y no pueden soportar el peso de los tobos, pero igual llevan encima envases plásticos de refrescos.
“Cuando las niñas no están estudiando me las traigo para que me ayuden con los pipotes, pero me duele ponerlas en esta situación porque a su edad es para que estén jugando o haciendo las tareas”, sostuvo Ángela Rodríguez, habitante del sector.
El agua que sacan de la laguna no es tratada y apenas llenan el envase se observan los sedimentos; por eso la mayoría de las personas tratan de ir temprano, antes de que las vacas se metan al embalse y hagan sus necesidades.
Esta rutina, que se repite a diario, no solo les roba a las niñas el tiempo de estudio, juego y desarrollo, sino que las exponen además a riesgos para su salud, por el peso de las botellas y la inmersión a la laguna.
Una buena parte de los habitantes de los caseríos se abastecen de esta laguna, creada para el riego de sembradíos y para el consumo de rebaño con caprino y vacuno.
Alcides Pérez, vocero del Movimiento unidos por el agua y los derechos humanos, sostuvo que la parroquia Aguedo Felipe Alvarado es “una de las más olvidadas por el gobierno regional».
«Lo que se está viviendo en Bobare es muy grave, los habitantes han tenido que recurrir a fuentes de agua contaminada, porque no cuentan ni siquiera con un plan de contingencia por parte de la Alcaldía del municipio Iribarren», comentó Pérez.
El activista destacó que han recibido notificaciones de personas que han presentado problemas de salud por consumir de estos pozos, más que todo la población infantil. Destaca alergias y afecciones en la piel.
Francis, una niña de 10 años de edad, recordó como hace ocho meses tuvo una reacción en su piel.
«Me picaba mucho el cuerpo y al pasarme las uñas me lastimaba la piel, pero esa piquiña me dio hasta en mis partes íntimas, mi mamá me llevó al ambulatorio de Bobare y la doctora me dijo que era una reacción por bañarme con agua contaminada», comentó la niña.
Por un mes, la señora Carmen Giménez tuvo que comprar agua, exclusivamente, para Francis. Aseguró que así fue como se curó, pero teme que la escabiosis regrese porque siguen bañándose y consumiendo del mismo sector.
Pero el caso de Francis y Carmen no es el único, cuentan que hay madres que han presentado enfermedades en la piel y en la zona íntima; sin embargo, dicen que no tienen otra alternativa para abastecerse de agua.
Migdalia Marchan, habitante, resaltó que la falta del potable y sus consecuencias les preocupa, porque la comunidad no cuenta con un centro de salud cercano y muchas veces no hay medicamentos disponibles.
En medio de la preocupación, las madres contaron que los doctores les han dicho que la presencia de parásitos en el agua puede afectar desde el aparato digestivo, hasta otros órganos, causando desnutrición y problemas de crecimiento.
También son blanco de otras enfermedades como la leptospirosis, transmitida por el contacto con agua contaminada con orina de animales infectados, como roedores. Esto causa fiebre, dolores musculares y, en casos severos, daño renal y hepático.
Por eso, apenas llegan con el agua la hierven, para minimizar los efectos negativos de uso y consumo. Ellas mismas aseguran, aunque no están del todo a salvo, que es “menos dañina para sus cuerpos”.
Hay algunas personas que la cuelan con una tela para tratar de quitarle los residuos, como piedras. Aunque hacen este proceso artesanal, aseguran que no pueden frenar la contaminación por completo.
Saben de lo expuestas a ingerir microorganismos patógenos, sin contar que en esas lagunas pueden estar depositados químicos peligrosos, metales pesados, como plomo y mercurio, que pueden dañar el sistema nervioso central y causar problemas de desarrollo en los niños.
Un desarrollo saludable
Para Emilin Piña, presidenta de la Fundación mujer tu voz tiene poder, el acceso a agua potable es fundamental para el desarrollo saludable y seguro de cualquier comunidad; pero para las niñas, el acceso a un servicio de calidad no solo es crucial para mantener una buena salud, sino que también impacta directamente en su oportunidad para asistir a la escuela, participar en actividades recreativas y contribuir al bienestar de sus familias.
«Garantizar su acceso es, por tanto, una prioridad esencial para mejorar la calidad de vida y el futuro de estas niñas, promoviendo una mayor equidad y justicia social en las comunidades rurales», destacó la abogada.
Además, dijo que la carga física y emocional generada por llevar agua desde la laguna o pozos hasta sus hogares, causa fatiga extrema y problemas musculoesqueléticos debido al peso al que se someten sus cuerpos, esto sin dejar a un lado el estrés y ansiedad que implica la responsabilidad de gestionar y asegurar el líquido para el resto de la familia.
Piña sostuvo que abordar esta problemática requiere intervenciones urgentes en infraestructura de las redes de distribución, educación y salud pública para garantizar un mejor futuro para estas niñas en Venezuela, sobre todo, que son temas sociales con solución desde hace décadas atrás y que no puede seguir siendo un problema por falta de políticas públicas adecuadas.
Crisis sostenida
Según la encuesta de la Red de Mujeres Constructoras de Paz, realizadas para la segunda edición de su informe final titulado “Las más jóvenes, las más vulneradas: el impacto de la crisis venezolana en las mujeres entre 18 y 24”, más de un tercio de las mujeres informaron que ellas mismas o algún familiar ha tenido que ausentarse de sus actividades laborales o estudiantiles debido a la menstruación. Estas ausencias tienen múltiples causas, 25 % de las mujeres encuestadas para este informe revelaron que se ven afectadas por la falta de agua.
En marzo de este año, publicamos la historia de las mujeres del sector Colinas de Navarro, ubicado en el barrio Santo Domingo, ubicado al suroeste de Barquisimeto, a quienes les ha tocado la ardua tarea de buscar agua en el río Turbio, afluente que corre por buena parte de Barquisimeto y que no escapa de la contaminación que es producida por la agricultura, urbanizaciones e industrias.
Para esa entrega, Pérez denunció que el año pasado las deficiencias de este servicio aumentaron en los sectores del eje metropolitano, Barquisimeto y Cabudare, destacando a la comunidad Santo Domingo, como una de las más afectadas.
Y detalló que el 78 % de las comunidades de Barquisimeto presentan ausencia en el servicio, esto según una encuestas que hicieron en las parroquias Guerrera Ana Soto, Concepción, Catedral, Unión y Santa Rosa, del municipio Iribarren.
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