“Tener más de 60 años no es razón para que nos aíslen”
Aunque la discriminación por ser adulta mayor está muy presente hoy en día en diferentes ámbitos sociales, muchas personas aún se sorprenden al oír la palabra edadismo. La historia de Marianela Sánchez es la expresión de este concepto
Bianile Rivas – 16/07/24
Marianela Sánchez entrena durante una hora por tres días a la semana en un box de cross en Guanare, Portuguesa. Desde enero de 2024 no ha faltado una clase. Lo hace por recomendación médica.
A sus 63 años, Marianela padece de osteoporosis en fémur y columna lumbar y osteopenia degenerativa. Recién cumplidos los 35, su salud sexual reproductiva se vio afectada por el Virus de Papiloma Humano (VPH). Inevitablemente, la solución fue quirúrgica: se sometió a una cirugía de extirpación de útero y ovarios.
A raíz de esa intervención, la producción natural de hormonas femeninas de Marianela disminuyó progresivamente. Al parecer, la terapia hormonal de reemplazo indicada no fue exitosa. De allí, su debilidad ósea.
La prescripción médica de ejercicio físico de fuerza muscular, resistencia cardiovascular, flexibilidad y coordinación motora no faltó en el recipe de Marianela, pero ella la posponía por razones de tiempo. Siempre está al frente del cuido del hogar y de la familia. Son 3 hijos y un nieto a cargo.
El 9 de enero de este año llegó el día. Se dispuso y tomó un programa de entrenamiento con un monitor certificado en cross. Su idea era firme: hacer ejercicios funcionales, con su propio cuerpo, para garantizarse independencia física y una mejor calidad de vida. Marianela quiere que sus huesos no sigan perdiendo densidad, no quiere ser víctima de fracturas que la limiten o la postren en una cama.
Durante los seis meses de entrenamiento, Marianela ha tenido que lidiar con el aislamiento. Al box asisten, en promedio, hombres y mujeres de entre 22 y 30 años. La mayoría son atletas que toman clases de pesas para complementar su entrenamiento de carrera (running). Otro grupo lo hace para mejorar su figura corporal (fitness).
Marianela reconoce que sus clases en el box cross le ayudan a mejorar su diagnóstico y a eliminar el estrés. No obstante, asegura que no se siente cómoda. Es la única mujer de su edad. “Hay algo en el trato de mis compañeros que me descoloca”, asegura.
“Cuando llegan al box, de ellos solo recibo un !hola! Las tertulias son entre los más avanzados, los más jóvenes y los más destacados; y siento, muchas veces, que ellos hasta delimitan su propio espacio físico. Siento que me dejan el rincón”, precisa.
Apelar a la consciencia
El entrenador de Marianela no se percata de ello. Le indica la rutina del día y se centra en los atletas. De vez en cuando, la supervisa y le sugiere una mejora de la técnica del ejercicio.
Ni Marianela ni su preparador físico son conscientes de que esa actitud se llama edadismo, “un tipo de discriminación por razón de edad, especialmente de las personas mayores o ancianas”, según la definición de la Real Academia de la Lengua Española (RAE).
Distintos expertos en psicología del envejecimiento coinciden en afirmar que el término edadismo fue acuñado por el médico Robert Butler en la década de los sesenta, aunque entró a formar parte del diccionario de la lengua española en 2022.
La psicogerontóloga española Montse Celdrán ha explicado en sus textos sobre edadismo que, “aunque este tipo de discriminación está muy presente hoy en día en diferentes ámbitos sociales, muchas personas aún se sorprenden al oír la palabra”.
La escritora Soledad Puértolas, quién se juntó con Montse Celdrán en España para participar en la elaboración del Glosario sobre edadismo de la Fundación “la Caixa”, advierte sobre los efectos de la discriminación por edad.
En el trato que reciben las personas de edad avanzada, asegura la escritora, predomina una actitud marcada por la infantilización, la despersonalización y la deshumanización.
“La frecuente utilización de diminutivos, la tendencia a generalizar, la falta de respeto por su privacidad o la indiferencia hacia sus quehaceres, juicios y opiniones son expresión de este hecho social que hemos de afrontar y al que tenemos que dar una respuesta apropiada”, argumenta Puértolas.
Arlenis Landaeta, gerontóloga de Acarigua Araure, quien hace filas en la Red de Mujeres Constructoras de Paz del estado Portuguesa, pone en relieve el uso de los estereotipos por edad en los deportes.
A su juicio, las personas mayores son discriminadas por la prevalencia de estereotipos. Las tildan de ridículas cuando se atreven a realizar actividades que se consideran “propias de los jóvenes”, como ir al gimnasio o practicar cualquier tipo de actividad física sostenida, afirma.
En el caso de la gimnasia, pregunta ¿cuándo ves tú una gimnasta de edad mayor? Mucho menos un cuerpo adulto a ritmo de ballet. Y eso ocurre porque hay un condicionamiento social por edad, alega Landaeta.
“Desde niñas nos dicen que no puedes hacer actividades deportivas, como en el caso de la gimnasia, si no entrenas desde los 4 años de edad. No hay razón para ello, porque acaso todo el que quiere practicar esa disciplina tiene que hacerlo desde la visión de entrar a competencias o logros olímpicos?”, cuestiona la gerontóloga.
El edadismo aísla a las personas mayores y causa daño a su salud mental | Foto Bianile Rivas
En busca de la igualdad
Consciente de la naturaleza y magnitud del edadismo, sus determinantes y su impacto, en marzo de 2021 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el Informe mundial sobre el edadismo.
En dicho documento, la OMS destaca que las personas adultas mayores y, también las más jóvenes, se ven a menudo desfavorecidas en el lugar de trabajo, y que el acceso a una educación y formación especializada se reduce significativamente con la edad.
Por tanto, describe qué estrategias funcionan para prevenir y contrarrestar el edadismo, identifica brechas y propone líneas de investigación futuras para mejorar el conocimiento que se tiene del edadismo. A partir de ese exhorto, la propia organización lanzó la campaña mundial contra el edadismo.
Campaña que promovía democratizar las cuotas de representación, la integración de una perspectiva de género en todas las políticas y programas relacionados con la juventud y el envejecimiento.
ONU-Mujeres también ha dicho que el edadismo es un problema de desigualdad, discriminación e injusticia, por cuanto se usa para dividir a las personas por atributos que ocasionan daño. De no frenarse, no se logrará la igualdad de género para 2030.
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