El aparato represor del Estado no amilana el deseo de cambio en las jóvenes de Barinas
La represión contra la disidencia no empezó este 28 de julio. Dos mujeres jóvenes que trabajaban dentro la política, relatan cómo su vida cambió a partir del 2017
Marieva Fermín – 22/11/24
El 2017 fue un año que quedó grabado en la memoria de los venezolanos, pero muy particularmente de los barineses. Ese año, en Barinas, la capital del estado homónimo en los llanos venezolanos, ocurrieron hechos inéditos que obligaron a muchas personas a tomar decisiones. Adriana Flores y Yolibeth Colmenares, forman parte de esas ciudadanía a la que ese año les marcó su futuro. Adriana se exilió en Argentina y ahora es la jefe del Comando de Campaña de Edmundo González Urrutia en ese país sureño. Yolibeth, aunque fue apresada en dos oportunidades, sigue en Barinas y en la política y ahora es diputada al Consejo Legislativo regional. Ambas fueron víctimas de los aparatos represivos del Estado Venezolano y hoy tienen otra historia que contar.
Corría mayo del 2017. Ese mes, en Barinas, las protestas antigubernamentales se desbordaron. Entre los días 22 y 23, producto de la represión de organismos de seguridad del Estado para disolver las manifestaciones, devino en la muerte de siete personas, todas producidas por armas de fuego que, según familiares y testigos presenciales, pertenecían a funcionarios de seguridad del Estado que se encontraban en el sitio.
La oposición contra el presidente Nicolás Maduro había convocado a un paro general de actividades, en el contexto de largas jornadas de protestas, en las que ya habían sido asesinadas 65 personas, según un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) y otras Organizaciones No Gubernamentales. Del 1 de abril al 27 de julio, en Venezuela, fueron asesinadas más 120 personas, la mayoría, jóvenes, durante las protestas contra el presidente Nicolás Maduro.
Los barineses se unieron a las protestas. Los jóvenes de distintos partidos opositores coincidían en cada cita. Yolibeth Virginia Colmenares (Copei), de 26 años y Adriana Flores Márquez (Primero Justicia), de 22 años de edad para la época, también estaban ahí porque ambas querían un mejor país.
Yolibeth y Adriana coincidieron en muchas de las protestas pacíficas encabezadas por jóvenes y estudiantes de diversas organizaciones políticas.
A Yolibeth la aprehendieron en dos oportunidades. Denunció que sufrió torturas, vejámenes y tratos crueles e inhumanos en los calabozos de la policía regional y en los que estuvo detenida. No obstante, ahora es legisladora regional.
Adriana, logró evadir la orden de aprehensión que un Tribunal Militar del estado Táchira librara en su contra por “terrorista”. Desde el 2018 viajó hasta Colombia en autobús y de ahí, tomó un vuelo hasta Argentina, país donde permanece y ahora es la cabeza visible del Comando de Campaña de Edmundo González Urrutia, candidato a la Presidencia de la república en representación de un grupo de factores de la oposición.
En Socopó, segunda ciudad con mayor crecimiento demográfico de Barinas, también hubo protestas en el 2017
Dos veces detenida y juzgada
Yolibeth Virginia Colmenares hoy tiene 33 años. A mediados de mayo de 2017, recién graduada de abogada y asistente del diputado regional Francisco Betancourt (Copei). Ella era de las primeras en acudir a las marchas convocadas por la oposición. El 11 de mayo, luego de concluida una de esas manifestaciones, Yolibeth y un grupo de jóvenes que ya se dirigían a sus hogares, cerca de la Urbanización Don Samuel, fueron emboscados por un pelotón de policías regionales que, con violencia, los obligaron a meterse en una tanqueta, les lanzaron una bomba lacrimógena y cerraron la compuerta con ellos adentro. Así comenzó la escalada de atropellos y violaciones de derechos humanos a Yolibeth y sus acompañantes.
Yolibeth Virginia Colmenares, estuvo más de dos años de presentación en un tribunal militar por ataque al centinela y otros delitos que le imputaron. Foto: Marieva Fermín.
En los calabozos de la policía regional, Colmenares relató que fue maltratada verbal y físicamente por funcionarias femeninas. Además de golpearla, le lanzaron excremento y le bañaron sus partes íntimas de orines recolectados de los calabozos de los demás detenidos.
El Pacto de Derechos Civiles y Políticos, en su artículo 7, señala que: “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. En particular, nadie será sometido sin su libre consentimiento a experimentos médicos o científicos”. Mientras que la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el artículo 5 dispone, entre otros puntos que: 1 Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral. Y 2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.
El 13 de mayo, dos días después de su primera detención, tras ser juzgada por el Tribunal de Control número 6, recobró su libertad plena sin cargos de ninguna naturaleza.
A un mes de su liberación, el 16 de junio, cuando se dirigía en autobús de transporte público para el municipio Arismendi, estado Barinas, nuevamente fue detenida en una alcabala ubicada en El Baúl, estado Cojedes. Tenía una orden de aprehensión expedida por un tribunal militar que la acusaba, entre otros delitos, de ataque al centinela, extracción de armamento militar y quema y destrucción de edificaciones públicas.
Durante un poco más de dos años estuvo en régimen de presentación en el Tribunal Militar con sede en Barinitas, capital del municipio Bolívar, en el estado de los Llanos Occidentales de Venezuela. Aunque su caso fue denunciado por la activista Tamara Sujú en la Corte de La Haya, Colmenares afirma que nunca fue notificada sobre alguna actuación de dicho organismo.
El caso de Yolibeth Colmenares fue presentado en la corte de La Haya por la activista Tamara Suju
Patea los recuerdos
Yolibeth encontró en un deporte el desahogo que tanto necesitaba para “olvidarse” de lo que le pasó. Practica kikimbol (juego donde se patea el balón con los pies lo más lejos posible, para posteriormente recorrer las bases alrededor del campo e intentar anotar una carrera). En el campo “distraigo la mente de tantas cosas, de los problemas del país. Ahí dreno y me olvido de todo”, dice. Tras dos años y medio práctica ya está lista para participar en los juegos nacionales.
Diputada por carambola
Sus ocupaciones las divide entre el deporte, el comercio y sus obligaciones como diputada, cargo al que llegó, como ella misma lo dice, por carambola. En las elecciones regionales del 2021, cuenta, faltaba un nombre para completar la maqueta de la lista de los aspirantes al Consejo Legislativo por los factores de la oposición. Ese espacio lo llenaron con mi nombre, nadie lo objetó y entré como diputada. “No lo busqué ni pensé que me iban a dejar pasar, pero ahí estoy”, comenta risueña.
Reconoce que después de los dos episodios que vivió en el 2017 su vida no es igual. “Hay que ser honesta con una misma. Mi carrera política, que iba en franco ascenso, se estancó porque ya no podía convocar a reuniones ni asambleas. El temor a volver a caer presa porque ´ya estás rayada´, es permanente”, dice. También se lamenta de no haber ejercido su profesión y se cuida de preocupar a sus padres “que son muy nerviosos” y presentan algunos problemas de salud.
El caso de Yolibeth Colmenares fue presentado en la corte de La Haya por la activista Tamara Suju
Depende del 28
Como muchos venezolanos, Yolibeth Colmenares tiene esperanzas de que el 28 de julio, día de las elecciones presidenciales, el país cambie para bien.
Afirma que se mantiene en Venezuela por una razón fundamental: sus padres. Cree que esta es la oportunidad que los venezolanos esperan desde hace tiempo para cristalizar sus deseos de un mejor porvenir. Se niega a dejar su tierra, sus afectos, pero si el 28 no pasa nada, “lamentablemente, ese va a ser como el último suspiro que voy a dar aquí”, dice. Ese día tiene que pasar algo diferente y si no es así, “tristemente será otra que se va”.
Yolibeth es ejemplo de valentía para muchos barineses.
La acusaron de terrorista y se fue a la Argentina
Febrero del 2018 fue una fecha que marcó el antes y el después de Adriana Flores Márquez. A los 23 años y con su título de abogada, retirado por la Secretaría de la Universidad Santa María, “porque no había tiempo para esperar el acto académico”, armó su mochila y, de noche, como quien huye luego de cometer un delito grave, se montó en un autobús que la llevó rumbo a Colombia y luego, en un avión que la trasladó hasta Argentina, país en el que se encuentra desde hace seis años.
Una orden de aprehensión expedida por el tribunal militar del estado Táchira, por el delito de terrorismo, la hizo tomar la decisión, junto con su familia, de abandonar Venezuela. La privación de libertad la vivió de primera mano en el 2014 cuando su hermana, la diputada (2015) Sandra Flores y su esposo, Hernando Garzón, ambos dirigentes de la oposición, fueron encarcelados por tres meses en un calabozo de la sede de la policía del municipio Obispos, en Barinas, después de haberles allanado su morada donde, supuestamente, guardaban armas, pólvora, granadas y otros artefactos. También fueron acusados de terroristas.
Adriana eligió Argentina porque fue el único país donde había alguien que podía albergarla. Al año de estar en el país sureño, donde inicialmente desempeñó trabajos muy precarios, se inscribió para estudiar programación digital y ahora labora en esa área para una empresa norteamericana. No ejerce como abogada, pero continúa en la ruta de la política desde otros horizontes.
Adriana Flores salió en febrero de 2018 para Argentina, huyendo de una orden de aprehensión por el delito de terrorismo. Foto cortesía Adriana Flores.
Una historia diferente
Adriana cree que de haber seguido en el país, al igual que a otros de sus compañeros de lucha, quizás ahora su historia fuera otra. Una vida precaria, con necesidades económicas y de otra índole y no hubiese crecido profesionalmente como ahora lo siente que está. La calidad de vida, la libertad que tiene en Argentina es indiscutible, dice.
Desde que se fue, hace seis años, no ve a sus padres, quienes se fueron a vivir para Perú, y tampoco ha podido volver a Barinas porque el riesgo de ser detenida es muy alto y prefiere resguardar su seguridad. Espera obtener pronto su nacionalidad argentina para poder ingresar a Perú y ver a sus padres.
Siente que desde afuera tiene una oportunidad de ayudar a los suyos en lo económico, porque si bien “no es que gane mucho”, si me ha permitido colaborar con muchos allegados que están o han pasado por situaciones difíciles.
Adriana utiliza su estabilidad laboral para ayudar a sus compatriotas. Foto cortesía Adriana Flores.
Ahora jefa de campaña
Desde su época de estudiante en la universidad se involucró con la política. En el 2017 colaboraba con el Foro Penal y desde allí conoció de cerca, porque lo documentó, los atropellos y las violaciones de los Derechos Humanos de los ciudadanos.
En su nuevo destino la política le sigue apasionando. Es la coordinadora de Vente Venezuela-Argentina. Tiene contacto con políticos de esa nación, proyectando la causa de Venezuela.
Considera que, aun cuando María Corina Machado no es la candidata, su liderazgo siendo mujer demuestra el cambio de la dinámica política en Venezuela, porque estamos hablando de una lideresa que ha venido superando obstáculos hasta personales, porque durante mucho tiempo se le hizo a un lado solo por ser mujer, comenta.
No obstante, hoy día ha demostrado que tiene su propio liderazgo y que su género no tiene nada que ver. “Como feminista, en lo personal, me llena saber que estoy trabajando para una lideresa, pero que también representa ese cambio generacional que venimos pidiendo en el país. que no solo sea un cambio en lo político, sino también en lo social”, precisó.
Flores cree que, una vez que Edmundo González gane la presidencia de Venezuela, habrá un periodo de transición, de cambios profundos en el país, con acciones que se irán tomando en su debido momento. ”Habrá una transición hacia la democracia, que va a llevar su tiempo, pero que se va a lograr”, puntualizó.
Siente que, en lo personal, lleva seis años perdidos por no poder ver a su familia, pero ha ganado en experiencia, madurez. Aprendió a valorar las cosas, a ser independiente económicamente, a vivir sola y está agradecida con la vida por haberla puesto en la posición en la que está.
Afirma que, “si tengo que repetir la persecución, el exilio, pasar trabajo en un país diferente, por supuesto que lo haría nuevamente porque todo este camino fue de aprendizaje y hoy tengo oportunidades que, muy seguramente, estando en Venezuela no hubiese podido tener”.
Su posición en VV-Argentina, donde es responsable de esa organización política, hoy la hace ocupar la jefatura del comando de campaña de Edmundo González Urrutia, candidato de un sector de los factores de oposición, como aspirante a la Presidencia de la República, elecciones previstas para el 28 de julio de 2024.
Flores es la Jefe del comando de campaña de Edmundo González Urrutia en Argentina. Foto cortesía Adriana Flores.
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