Volver a protestar
A poco más de 40 días para la toma de posesión presidencial en Venezuela, la lucha por la recuperación democrática, que significa hacer valer el resultado contundente del 28 de julio, se acelera. María Corina Machado ha convocado a una protesta global el domingo primero de diciembre bajo la consigna «¡El 10 de enero es hoy!».
El reclamo de la sociedad venezolana y su liderazgo legitimado, primero en las primarias de octubre de 2023 y luego en la votación del 28 de julio, nunca ha cesado. Comenzó el 29 de julio con las expresiones espontáneas en numerosas zonas populares del país, lo que desató la ira del régimen y su feroz campaña represiva que llevó a prisión a cerca de 2.000 venezolanos y causó la muerte de, al menos, 25 ciudadanos que ejercieron el derecho a protestar como lo consagra la Constitución Nacional.
La represión cercó al presidente electo Edmundo González Urrutia que tuvo que asilarse en España, desde donde ha desplegado una actividad permanente de difusión de la realidad de lo que ocurre en nuestro país. Hay sectores fuera de nuestro país, lo sabemos, interesados en sembrar dudas sobre la victoria electoral, a pesar de las actas del escrutinio obtenidas en una jornada planificada y ejecutada con disciplina y compromiso con la libertad de Venezuela, o son víctimas de campañas de desinformación con claros fines políticos, ideológicos y crematísticos que buscan confundir y desprestigiar lo que es una auténtica y corajuda rebelión popular en favor de la dignidad y la decencia como forma de gobernar.
El mundo se mueve, parlamentos, gobiernos, organismos internacionales, líderes políticos y sociales en todos los campos, como hemos citado en estas páginas a lo largo de estos cuatro meses transcurridos desde el 28 de julio, para que se reconozca al gobierno electo en las elecciones presidenciales. De nuestra parte está la verdad, de nuestra parte está el liderazgo incuestionable de María Corina Machado, de nuestra parte está la voluntad ampliamente mayoritaria del pueblo venezolano, dentro y fuera del país.
Nuestra hora es hoy, mañana y todos los días necesarios para desalojar del poder a un gobierno lastimoso y derrotado, que solo ha infligido daño a la nación y a toda su gente, incluso a los que lo votaron. La palabra del liderazgo opositor está empeñada en construir una Venezuela para todos. Sin discriminación de ningún tipo, donde sea posible ganarse la vida y donde haya una justicia imparcial que otorgue derechos a todos los ciudadanos que recurran a ella o tengan que rendir cuentas ante ella. No es la hora de la venganza, sino de la reconciliación, del reencuentro, del futuro que todos los venezolanos se merecen.
Para alcanzar el ansiado cambio político hay que desearlo con todas las fuerzas de las que seamos posibles. Para que se contagie y comparta un espíritu robusto de convicción, de compromiso y de inteligencia táctica y estratégica que permita alcanzar el objetivo que nos hemos planteado. Esta sociedad está viva y anhelante, fuerte y decidida, y animada por el más genuino deseo de recuperar su destino, que no es otro que la libertad y la democracia.
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