Buenos días, pitaceros. En su memoria y cuenta, Nicolás Maduro pinta un cuadro idílico de la economía venezolana, como si narrara un cuento de hadas en lugar de una crisis prolongada. Asegura que el Producto Interno Bruto está en crecimiento y que sectores clave florecen, pero ¿acaso se olvida de mencionar la inflación galopante que aún ahoga a los ciudadanos? Su anuncio de un nuevo ministerio y la promesa de simplificar trámites suena más a un intento desesperado de dar la impresión de que algo se está haciendo, cuando en realidad es solo un maquillaje para ocultar una realidad sombría. Las cifras pueden sonar alentadoras en el papel, pero en las calles, la gente sigue en su lucha por sobrevivir. La verdadera pregunta es: ¿serán estas medidas más que palabrería vacía? La sostenibilidad del crecimiento es un espejismo si no se implementan políticas efectivas y se crea un entorno realista para la inversión. En resumen, Maduro puede hablar de optimismo y progreso, pero la verdad es que la economía venezolana sigue atrapada en un laberinto del que no parece haber salida.
Por ahora. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario