Ningún presidente aliado de Maduro ha confirmado asistencia a su fraudulenta juramentación
Al dictador le quedan pocos aliados internacionales y eso se notará aún más en Caracas a propósito de la juramentación presidencial. El costo político de reconocer su fraudulenta victoria será alto para los gobiernos de la región. Mandatarios como Luis Arce lo saben
El 10 de enero los ojos de gran parte del mundo estarán puestos sobre Venezuela. El dictador Nicolás Maduro espera juramentarse para otro periodo presidencial de seis años a pesar de que el Consejo Nacional Electoral (CNE), a su servicio, nunca publicó las actas, ni resultados mesa por mesa que verifiquen ese resultado. Por otro lado, desde las elecciones presidenciales del 28 de julio el régimen chavista rompió relaciones con países que se niegan a reconocerlo.
Sin embargo, en lugar de enviar a sus presidentes, los pocos gobiernos que aún lo reconocen prefieren dar su visto bueno a través de representaciones diplomáticas. Y es que las actas recopiladas y publicadas por la oposición demuestran que Edmundo González Urrutia obtuvo la victoria con casi 70 % de los votos frente a 30 % de Maduro, de acuerdo con más del 85 % de actas digitalizadas del balance más reciente.
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Mientras tanto, González Urrutia continúa una gira internacional que lo ha llevado a Argentina, Uruguay y Estados Unidos, donde ha sido reconocido como presidente electo. Mientras se define qué pasará finalmente el 10 de enero, hay gobiernos leales a Maduro que esperan blanquear una vez más su totalitarismo.
México, Colombia y Brasil envían representantes
Brasil, gobernador por Luiz Inácio Lula da Silva, enviará a su embajadora en Caracas, Gilvania Oliveira, a la toma de posesión planificada por el chavismo. El mandatario brasileño está en una situación comprometedora por su infructuosa mediación para que el régimen muestre las actas electorales. De manera que para evitar presentarse, pondrá en su lugar a su representante.
A Lula da Silva se une Gustavo Petro, presidente de Colombia. Su vicecanciller, Jorge Rojas, dijo que estaban evaluando a quien enviar a Caracas. Por ahora se espera que sea el embajador, Milton Rengifo. Desde México, Claudia Sheinbaum enviará a su embajador en Venezuela, Leopoldo de Gyvés de la Cruz. En las últimas horas Sheinbaum solo se limitó a decir que “le corresponde a las y los venezolanos, no a México definir”, haciendo referencia a la crisis política que atraviesa el país.
Además, hay que considerar a países del Caribe como San Vicente y Granadinas, Antigua y Barbuda o Santa Lucía, entre otros. Estas naciones, integrantes de la alianza conocida como ALBA-TCP, han rendido pleitesía al chavismo al punto de que varios de ellos asistirán al “Gran Festival de Jóvenes y Estudiantes Antifascistas” a realizarse del 9 al 11 de enero, por lo que posiblemente sus respectivos presidentes también viajen a Caracas. Se desconoce si el dictador cubano Miguel Díaz-Canel asistirá en persona, y a quien enviará Daniel Ortega desde Nicaragua.
Honduras y Bolivia se distancian de Maduro
Entre los países que se muestran renuentes a convalidar una nueva juramentación de Maduro para gobernar Venezuela hasta el año 2031 está Xiomara Castro, presidente de Honduras, quien no asistirá a pesar de que respaldó al dictador cuando el CNE lo dio por ganador. Luis Arce tampoco irá, excusándose en “una agenda ajustada”, aunque la viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón, dijo que enviarán “una representación”.
Ni siquiera se presentará el Frente Amplio de Uruguay, de inclinación izquierdista, cuyo candidato, Yamandú Orsi, ganó las pasadas elecciones presidenciales. El actual mandatario, Luis Lacalle Pou, reconoció la victoria de Edmundo González, al igual de Javier Milei desde Argentina y Santiago Peña en Paraguay. El gobierno de Gabriel Boric en Chile se une a los ausentes junto a Dina Boluarte desde Perú.
La victoria de Edmundo González plasmada en las actas que recopiló y publicó la oposición, liderada por María Corina Machado, resultó tan abrumadora que ignorarla traería consigo un costo político muy alto. Eso lo saben los gobiernos de la región, por lo que el 10 de enero, en caso de juramentarse, Maduro lo hará en un acto hecho a su medida y ante la mirada de pocos.
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