Dice Petra María: “Los gordos están desapareciendo…”
Es una realidad inobjetable que el venezolano en general ha mermado peligrosamente el consumo de nutrientes esenciales o vitales para su organismo, lo que describe en esencia una crisis nutricional: “Las personas están más flacas (comen menos) o los gordos están desapareciendo. Impresionante cómo el venezolano en general ha perdido peso corporal” (tal cual lo manifestaba la señora Petra María, vendedora del mercado popular de La Ermita, ubicado en la ciudad de San Cristóbal) (a).
Y no es para menos, ya que debido a la caída estrepitosa de la producción nacional (por más de cuatros años de manera pronunciada y continuada), y con el agravante de prevalecer indeterminados niveles reales de inflación y desempleo (hiper-estanflación), diagraman un sombrío panorama social, caracterizado en particular por críticos problemas estructurales de pobreza. Corolario: desnutrición + desabastecimiento = crisis nutricional potencial e involución emocional, espiritual, intelectual y física.
Adicionalmente, se destaca lo expuesto en un artículo anterior titulado “El pueblo venezolano tiene hambre” (publicado en este prestigioso medio): “dado el cuadro sindrómico que viene aquejando a la sociedad venezolana en todas sus dimensiones (económica, política. Jurídica, social, moral-ética, intelectual, ecológica, etc.)…, pareciera que es una tarea muy cuesta arriba que se le dé un giro favorable definitivo a la actual “crisis humana”, y por el contrario cada día que transcurre nada es convincente y contundente para sacar al país del marasmo en que encuentra, y en lo particular revertir la escasez generalizada de alimentos básicos que padece la población venezolana de forma intensa y prolongada”…
Más que urgente es indispensable una “nueva forma de gobernar”, que esté direccionada por una eficaz y ética “política social de intervención”, para ayudar a más de 80% de hogares venezolanos a salir definitivamente de la “pobreza estructural multivariable” en que se encuentran. Pero atender esta emergencia social requiere del diseño y aplicación de programas económicos de emergencia que permitan recuperar la credibilidad, con la consecuente reactivación del aparato de producción (con visión diversificada): que faciliten recuperar el abastecimiento de los anaqueles, generar empleo productivo y transferir ingresos con real poder adquisitivo a las familias empobrecidas (que subsisten gracias a la solidaridad intrafamiliar y a la división o distribución de la responsabilidad de comprar los productos de la canasta alimentaria entre todos los miembros del hogar). Por tanto, “salir de esta situación de emergencia favorecerá aplicar políticas de estabilidad y recuperar la gobernabilidad…”.
(a) Siendo fiel con las personas que permitieron la interacción en el mismo establecimiento mencionado, se comparten algunos comentarios:
Juana: “El gobierno no permitirá que los venezolanos se queden sin las hallacas y pernil en este diciembre”. Elisa: “El régimen se la pasa calculando el impacto de sus políticas en las palabras y no el impacto social de los hechos”. Luis: “Otra semana que culmina y nada de verse un cambio ético en la manera de conducir el país”. Aura: “La tendencia creciente de flacos en el país es inversamente proporcional a la cantidad de días que se retardan los ajustes estructurales”. José: Mientras exista una sola persona que tenga hambre existe un problema”. Hortensia: “Es cierto…, tengo amigos y familiares que eran obesas y ahora están marcadamente flacas debido a la dieta impuesta por el gobierno”. Enrique: El costo social ya lo recibimos, ya nos dieron el trancazo a los venezolanos”. Diego: “Al paso que vamos ni los bachaqueros tendrán productos para especular”. Juan: “Estar desnutrido no es estar saludable”. Lorenzo: “Todo termina, lo bueno, lo malo, lo excelente..., todo termina...”.
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