Rusia expulsa a diplomáticos europeos justo antes de la visita de Josep Borrell
La declaración de persona non grata no se puede considerar una violación del derecho al honor, al menos dentro de las relaciones internacionales

¿Qué significa persona non grata?
En el ámbito de las relaciones internacionales y especialmente las diplomáticas existe un principio que últimamente parece haber adquirido relevancia especialmente cuando se trata de funcionarios que se han atrevido a participar en algún evento, emitir alguna opinión o tomar parte ante un conflicto en territorio extranjero y esta es la figura de la persona non grata.
El mismo se encuentra establecido en el Art. 9 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y establece que aquel Estado receptor —el que acoge a estos funcionarios— podrá, solo por voluntad y sin exponer ningún motivo en particular, comunicar que un miembro de personal diplomático o parte de una misión diplomática es una persona non grata y partir de allí podrá solicitar al mismo que se retire del territorio. De hecho, es tan amplia esta facultad que esto puede ser declarado antes de la llegada al territorio, y estando ya en el territorio esto puede desencadenar en el desconocimiento de ese miembro de la misión como tal.
Ahora bien, pareciera que esto no tiene relevancia alguna y para algunos es una actuación meramente política, sin embargo, en un mundo donde cada día los derechos humanos se ven fortalecidos y adquieren relevancia derechos más intangibles como los morales valdría la pena ir mas allá y observar que cuando esto ocurre una serie de mecanismos se activan y no es una mera declaración.
Lo que la declaración de persona non grata no es







La declaración de persona non grata no se puede considerar una violación del derecho al honor, al menos dentro de las relaciones internacionales. Sin embargo, para algunos juristas una interpretación más amplia si podría representar una vulneración al menos desde el punto de vista social. Juristas españoles como Luis Diez Picazo o Concepción Rodríguez quienes se han dedicado a la investigación, alegaban que el uso de persona non grata podía afectar el aprecio social, la buena fama y la reputación de una persona. Para otros, como en el caso del Tribunal Supremo español era un claro desprecio, una estigmatización y un desprestigio.
Obviamente lo anterior no se encuentra supeditado al tema de las relaciones internacionales sino a un tema interno cuando algunas universidades del país le otorgaron ese calificativo al presidente José María Aznar en su momento. Pero llevémoslo al tema internacional y al asunto que atañe a esta reflexión como es el caso de que Rusia ha expulsado a tres funcionarios diplomáticos europeos declarándolos persona non grata por haber participado en las protestas a favor del líder opositor Alexei Navalni.
¿Podía Rusia solicitar esta expulsión?
Nuevamente y yéndonos más allá de los elementos políticos hay que entender que las funciones diplomáticas son bastante claras y no solo se encuentran establecidas en los instrumentos internacionales, sino que cada país regula las actuaciones de sus funcionarios. Se puede ver que las funciones de un agente diplomático esencialmente son las de proteger los intereses del Estado acreditante en el Estado receptor, fomentar las relaciones amistosas; ejercer (ciertas) funciones consulares.
Por lo tanto, un funcionario diplomático independientemente de su rango debe abstenerse de participar en cualquier actividad que no represente un interés directo o que afecte directa o indirectamente los intereses de su país.
Para complementar, existe un principio propio del derecho y de las relaciones internacionales como es el principio de no intervención. Un principio claramente expresado en numerosos convenios y que expone que ningún Estado o grupo de Estados tiene derecho a intervenir, directa o indirectamente en los asuntos internos o externos de cualquier otro. Y en este caso se es bastante claro que esa intervención no puede ser ni armada, ni a través de injerencia o que atente contra la personalidad del mismo en todos sus elementos políticos, económicos, culturales, sociales entre otros.
Es precisamente este punto en el cual se ha apoyado Rusia para solicitar la expulsión de los diplomáticos de Suecia, Polonia y Alemania quienes participaron en unas protestas que para el Gobierno ruso son ilegales. Para la administración asumieron una actitud injerencista y contraria a las normas de derecho internacional.
¿Y podrían haber participado?
Muy probablemente estos funcionarios hayan decidido participar debido a que en los últimos años se ha venido fortaleciendo la práctica de que el principio de no intervención no se vulnera cuando se trata de derechos humanos protegidos por convenciones internacionales. Y habría que entender que estas protestas se llevan a cabo en un momento delicado ya que se habla de un líder de oposición rusa, que fue envenenado, que ha acusado formalmente al Gobierno ruso de su envenenamiento y que ha regresado al país con la clara intención de promover un cambio en la nación.
Ahora, lo que llama poderosamente la atención es que todos estos eventos se llevan a cabo cuando se organiza una visita del jefe de la diplomacia europea Josep Borrell luego de que se hubiesen congelado las negociaciones en el año 2017, en segundo lugar, cuando se habló de los funcionarios no se especificó su cargo, ni su lugar dentro de la Misión Diplomática, pero si generó respuesta de Alemania, Suecia, Polonia y de la misma Francia. Mientras que algunos han declarado que son expulsiones completamente infundadas, Merkel la canciller alemana fue enfática al acusar a Rusia de actuar muy contrario al Estado de derecho.
Polonia por su parte fue clara al predecir que esto afectará las relaciones con Rusia y Francia enlazó el evento al tema de Navalni indicando que es todo un hilo conductor de medidas equivocadas y condenando desde el envenenamiento del líder opositor, su detención, su condena y la ahora expulsión de los diplomáticos.
Esto, por supuesto, empañará sin lugar a dudas la reunión que se ha llevado a cabo en estos días. Una reunión por mas que poco clara ya que a lo que realmente se llegó fue a abrir la puerta para una posible cooperación, sobre posibles asuntos que puedan incluir tanto a Rusia como a la Unión, siempre y cuando se cumplan condiciones que otorguen seguridad y cuando se traten temas como las libertades políticas y los derechos humanos. Asunto al cual Rusia parece hacer de oídos sordos.
¿La verdad detrás de la verdad? Muy probablemente se esté tratando de valorar un terreno en el cual los países europeos estén valorando el panorama para la compra y distribución de la vacuna Sputnik, pero para ello debe darse un escenario de cordialidad o se pierde total credibilidad en cuanto al tema de como se ha gestionado la pandemia.
Una historia por más extraña, incluso hasta forzada donde da la impresión de que se busca la tensión para fortalecer la distracción.
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