MIGRANTES VENEZOLANOS EN BOLIVIA NO SUFREN XENOFOBIA
El 30 de marzo de 2019 Javier Aliaga, de France 24, reportó:
-Los inmigrantes venezolanos en
Bolivia confían en reconstruir sus vidas contando con la solidaridad de la
población, aunque su vulnerabilidad ha sido patente con la expulsión de seis de
ellos por manifestarse contra la embajada de Cuba en La Paz.
La
medida fue criticada por la oposición y Amnistía Internacional que pidieron no
violar los derechos de los migrantes venezolanos, cuyo número global es
desconocido, aunque ellos hablan de centenares y posiblemente miles repartidos
en varias ciudades bolivianas, sobre todo en las del este, donde el clima es
más cálido.
Luego
apuntó:
-En
diálogo con France 24, algunos
venezolanos cuentan que cuando eligieron Bolivia como destino, sus compatriotas
les preguntaban si valía la pena hacer esa travesía hasta el centro de
Suramérica conociendo que el Gobierno de Evo Morales se reclama socialista y
respalda a Nicolás Maduro en medio del grave éxodo migratorio que sufre ese
país.
"A
diferencia de la situación en que se encuentra Venezuela, aquí hay calidad de
vida en el tema de los servicios, la comida es muy accesible. Pienso que con el
sueldo mínimo (296 dólares) una persona puede vivir tranquilamente",
comenta Darnel Lucena, de 28 años, que se declara muy sorprendido por las diferencias
entre las dos economías.
(Con dinero que
el teniente coronel ® Hugo Chávez birló a los venezolanos creció la economía
boliviana y la venezolana se fue al suelo, trayendo como consecuencia, entre
otros males, la diáspora externa nunca antes conocida en el país, todo con el
funesto propósito de establecer la peste del socialismo del siglo XXI)
Aliaga
continuó:
-Él
es un ingeniero de sistemas proveniente de La Guaira, Caracas,(sic) que desde
hace más de dos meses se gana la vida como vendedor ambulante de arepas en el
barrio de San Miguel, una de las zonas comerciales y residenciales de mayores
ingresos de La Paz.
Llegó
a Bolivia hace ocho meses para instalar una red informática para una empresa,
empleo que duró un semestre y ahora está a la espera de conseguir un nuevo
trabajo estable, aunque también sueña con montar en La Paz un verdadero negocio
de arepas al paso y una consultora para hacer páginas web.
Luego
observó:
-Mientras
cuenta su historia en San Miguel, un grupo de venezolanos se le acerca para
intercambiar noticias de su país y compartir postres.
Lucena
salió de Venezuela hace tres años porque la empresa de cable en la que
trabajaba redujo su personal, pero "la situación no estaba tan grave"
como ahora, que el salario mínimo es de 18.000 bolívares soberanos, igual a
solo cinco dólares mensuales.
En
La Paz, con la venta de arepas, reúne entre 21 y 28 dólares diarios, que le
permiten cubrir sus gastos y enviar una remesa mensual de 50 dólares a su
madre.
Es
habitual ver en las calles y en los autobuses de La Paz a venezolanos que piden
limosna contando la historia de la inflación y la devaluación de su moneda.
El
periodista citó más casos:
-Juan
Romero, de 33 años, amigo de Lucena, lleva tres meses en La Paz, donde arribó a
través de un periplo de cinco días por el territorio brasileño con su esposa y
dos hijos de 4 y 9 años. Ellos vienen desde Puerto La Cruz, en el estado
venezolano de Anzoátegui.
Romero
también vende arepas, su esposa trabaja en un restaurante y el niño mayor logró
este año ingresar a una escuela estatal de La Paz, algo que considera muy
afortunado y atribuye al "buen trato" que reciben los venezolanos de
parte de la población boliviana.
A
una cuadra de ellos, José Farfán, de 25 años, proveniente de Caracas, limpia
parabrisas a cambio de unas monedas. Farfán está hace dos meses en La Paz y
antes también radicó en Colombia, Ecuador y Perú, pero a esos países
"llegaba mucho venezolano y ya no se hacía mucha plata", según
cuenta.
Farfán,
que vive con su esposa en La Paz, evita con esfuerzo quebrarse emocionalmente
cuando recuerda que en casa de su madre en Venezuela dejó a sus pequeños
gemelos y solo puede mandarles dinero, aunque esta semana no le ha ido bien con
la limpieza de los parabrisas debido a las lloviznas intermitentes en la sede
del gobierno boliviano.
Aliaga
apuntó después:
-Lo
primero que hacen los venezolanos al llegar a La Paz, situada a 3.600 metros
sobre el nivel del mar, es visitar la Casa del Migrante, de la Pastoral de
Movilidad Humana de la Iglesia Católica, que está a cargo del sacerdote
brasileño Ildo Griz.
"Si
tú quieres entender a un venezolano, mírale los pies, mira sus calzados
totalmente rotos. Cuando llegan a la casa de acogida te dicen que han caminado
dos o tres meses", destaca Griz, en declaraciones a France 24.
Celebra
que la población haya sido comprensiva con la emigración venezolana y pide a
las autoridades una mirada "mucho más humana y no tanto desde lo
legal".
Esto
a propósito de una decisión de mediados de marzo del ministerio de Gobierno de
detener a 14 venezolanos y expulsar a seis de ellos por manifestarse contra la
embajada de Cuba pidiendo "Libertad para Venezuela" y confrontando a
los funcionarios cubanos.
Gobierno boliviano acusó a los venezolanos de
estar en "acciones conspirativas" y "actividades políticas que
afectan al orden público, a cambio de dinero" para justificar la
expulsión, lo que le valió las críticas de opositores bolivianos y de Amnistía
Internacional, que en su cuenta @AmnistiaOnline criticó al ministro de
Gobierno, Carlos Romero, por expulsar "sin un proceso justo" a los
venezolanos y le pidió "dejar de perseguir y expulsar arbitrariamente a
personas que necesitan protección internacional".
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